Domingo, 17 de Julio de 2016
A las 9 salimos hacia Kancheepuram. La carretera es un poco caos, muy indio. Vemos un hombre que va en moto y lleva una cabra. Como si nada.
Íbamos a haber parado en el templo de Vedagirishavra, que está de camino a Kancheepuram, pero al llegar vemos que está en una montaña. Unos mil escalones. Como que no.
Kancheepuram es un caos de ciudad. Mucho. Y eso que es pequeña.
El primer templo que visitamos es el de Devarajaswami. Hacer fotos cuesta 5 rp por persona, y la entrada a la sala de las mil columnas (que no tiene mil), 1 rp (que viene a ser 2 céntimos de euro). No os dejéis engañar con entradas caras, o con guías que os explican todo y luego piden dinero.
Vamos hasta el tanque del fondo. No podemos entrar al templo ya que el acceso a los no hindús está prohibido.
Entramos a ver la sala de los pilares. Es increíble. Yo creo que son los mejores pilares que hemos visto en todo el viaje, y en el que menos hemos pagado.
El siguiente templo es el de Vaikunta Perumal, también conocido como Thiru Parameswara Vinnagaram. Al igual que los días anteriores visitamos templos construidos por los Cholas, este (y otros que veremos después) están construidos por la dinastía Pallava (siglo VIII d.C.), y consagrado a Vishnú.
Tiene un claustro larguísimo con relieves en piedra.
El siguiente templo es el de Sri Ekambaranathar, o Ekambareswarar. Es un templo consagrado a Shiva y asociado al elemento tierra. También fue construido por los Pallava, pero a inicios del siglo VI.
Sólo hay que pagar 20 rupias por cada cámara, pero al entrar nos dicen que paguemos 100 rupias por entrada, porque el templo cierra a las 12:30 y son las 12:15. Le digo que no, que es gratis. Me dice que vuelva luego. Así que me doy la vuelta, Prabhu me ve, viene a ver qué pasa, le explico la situación, y con dos palabras que les dice, nos dejan entrar. Querían aprovecharse porque somos turistas (y muy blancos).
Hay un corredor con un montón de columnas. Las recorremos en dirección a un patio, donde se encuentra un mango con más de 3500 años de antigüedad.
Cuenta una leyenda que Parvati conquistó a Shiva bajo este mango (así muy resumido).
Salimos y vamos al último templo del día: Kailasanatha (el de Kanchipuram, no el de Ellora, que veremos en una semana).
Es el más antiguo de Kanchipuram, también dedicado a Shiva y construido por los Pallava. Inspirado en este templo se construyó el de Brihadeswara de Thanjavur.
Tiene un montón de tallas en las paredes exteriores del templo.
Hay un camino que rodea el templo, a lo largo del cual se encuentran pasillos muy estrechos por los que hay que pasar como representación del paso por la vida. El último paso simboliza el paso por la muerte.
De ahí vamos a comer, a un restaurante no vegetariano de un hotel, en el que pedimos comida no-spicy. Suerte que pedí arroz, porque sólo conseguí comer dos trozos del pollo "no picante".
Mañana nos vamos a Chennai a coger un avión. Estos 12 días (13 contando el de mañana) por el sur de India se nos han hecho muy cortos.
Las distancias son muy asumibles incluso si no te gusta el coche (que a mi no me hacía mucha ilusión). Ir en coche por India es como sentarte a ver la televisión; siempre pasan cosas y ves gente, animales, adelantamientos más emocionantes que en la fórmula 1... En definitiva, ves "la vida pasar" (en plan poético-romántico).
Aun nos quedan un par de visitas que hacer, pero ya no serán ni en Tamil Nadu ni en Kerala (los estados de India que hemos visitado, junto con una pequeña parada en Pondicherry).
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En unos días nuevos posts!
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