Sábado, 2 de Julio de 2011
Sacamos los tickets para el castillo de Neuchwanstein -también se puede visitar el de Hohenschwangau, que es el del padre de Luis II-, e intentamos coger uno de los autocares que hay para subir hasta el castillo, ya que la cuesta es considerable.
Éramos demasiados en la cola, así que las opciones eran o esperar al siguiente autobús, que pasaba media hora después, o subir caminando entre los bosques.
Fuimos de los pocos turistas que elegimos la segunda opción; durante el camino nos cruzamos con 4 o 5 turistas a pie y otros tantos en bici.
Tras un largo paseo se llega a una encrucijada de caminos, con varias rutas diferentes. Tomamos la que indica al puente de Marienbrücke. Desde este puente se pueden disfrutar de unas vistas inigualables al castillo.
Hacemos un book fotográfico lo más rápido que podemos, porque soplaba un viento bastante considerable y el puentecillo se movía un poco... Después desde el castillo tomamos una foto del puente donde habíamos estado. ¡Qué vértigo!!
En las entradas del castillo figura la hora a la que te dejan entrar, y como dicha hora se acercaba nos fuimos a la entrada a esperar nuestro turno.
Dentro del castillo no se pueden hacer ni fotos ni videos. La visita es guiada y transcurre por 5 o 6 habitaciones, no más (el castillo está inacabado por dentro).
Hoy hemos decidido ir al castillo de Neuschwanstein. El GPS no es fundamental pero sí es una gran ayuda. Tardamos dos horas en llegar a Neuchwanstein, la mayor parte por autovía.
Aparcamos algo antes de la entrada principal, para ahorrar vueltas buscando parking.
Aparcamos algo antes de la entrada principal, para ahorrar vueltas buscando parking.
Sacamos los tickets para el castillo de Neuchwanstein -también se puede visitar el de Hohenschwangau, que es el del padre de Luis II-, e intentamos coger uno de los autocares que hay para subir hasta el castillo, ya que la cuesta es considerable.
Fuimos de los pocos turistas que elegimos la segunda opción; durante el camino nos cruzamos con 4 o 5 turistas a pie y otros tantos en bici.
Es un bosque precioso, la temperatura era buena (fresca para mi gusto, pero agradable para dar un paseo), y, bueno, haciendo alguna parada y tomándoselo con calma, es una buena opción para llegar al castillo.
Tras un largo paseo se llega a una encrucijada de caminos, con varias rutas diferentes. Tomamos la que indica al puente de Marienbrücke. Desde este puente se pueden disfrutar de unas vistas inigualables al castillo.
Hacemos un book fotográfico lo más rápido que podemos, porque soplaba un viento bastante considerable y el puentecillo se movía un poco... Después desde el castillo tomamos una foto del puente donde habíamos estado. ¡Qué vértigo!!
En las entradas del castillo figura la hora a la que te dejan entrar, y como dicha hora se acercaba nos fuimos a la entrada a esperar nuestro turno.
Al finalizar bajamos también por el bosque... pero cuesta abajo es más sencillo. Comimos algo en un minirestaurante de perritos que había y empezó a caer un poco de lluvia fina, así que nos fuimos al coche, con intención de volver a casa.
No sabemos el camino que eligió el gps para volver, pero, dios mio! No me extraña que los mejores pilotos de Fórmula 1 sean alemanes.... menudas carreteras, menudas curvas, señalizado a 90 km/h, y yo sin meter más de tercera!!! Unos cuantos puertos de montaña sí que hicimos...
Para mejorar el recorrido, en uno de los giros encontramos un cartel azul, con un círculo de estrellas y en el centro la palabra "Österreich". "Oye, ¿así no es como se dice 'Austria' en Austriaco?"
Pues sí... en Austria que estábamos. Decidimos seguir confiando en que el GPS nos sacara de Austria y hicimos bien... al poco llegábamos a un pueblecito alemán llamado Kempten, y paramos a verlo.
Era bonito, pequeñito, con un río.... estaban en fiestas, tenían montado en una plaza un montón de mesas con toldos, y luego puestos de salchichas, cerveza, y demás platos típicos de la región.
Pues sí... en Austria que estábamos. Decidimos seguir confiando en que el GPS nos sacara de Austria y hicimos bien... al poco llegábamos a un pueblecito alemán llamado Kempten, y paramos a verlo.
Era bonito, pequeñito, con un río.... estaban en fiestas, tenían montado en una plaza un montón de mesas con toldos, y luego puestos de salchichas, cerveza, y demás platos típicos de la región.
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