Tailandia, 14 de julio (sábado,
no queda nada ya…) de 2012: Sukhothai.
A las 9 habíamos quedado con el
chico del hotel en que avisara a un tuktukero y que por 500 thb nos diera una
vuelta de 5 horas por las ruinas. Asi que a las 9 bajamos las maletas, se las
dejamos al chico de allí, y nos fuimos con el tuktukero.
Este tuktuk está del revés: la parte de atrás de una moto de supercross, y donde se supone que debería estar la
rueda delantera sale un carro con dos bancos y las dos ruedas a los lados, que es
donde te montas.
El tuktukero, muy sonriente, no sabía nada de inglés. Pero con sus Rayban Aviator puestas nos llevó a todos sitios.
El primer templo no aparece en el mapa pero mola un montón. Todos los templos que vamos a ver son
de ladrillo, de hace 700 años (mínimo), y están ennegrecidos.
Somos los únicos turistas en ese
templo, que está en medio del campo… tan en medio que compartimos espacio con
un rebaño de vacas tailandesas y su pastor, que se dedica a practicar la
puntería con un tirachinas. Hacemos fotos y caminamos por todo el campo.
Perdí la cuenta de los templos que vimos. Primero unos cuantos de fuera del recinto original, luego pagamos la entrada
(100 thb por persona) para ver los de dentro. Muy bonito y cuidado todo, con excursión de monjes de Chiang Mai incluida. Y de lado a lado,
en tuktuk. Se podía hacer en bici también pero tiene que ser una paliza… un
calor intenso, humedad… y gracias a dios que no hacía sol. Los
traslados en tuktuk eran geniales porque aprovechamos para coger algo de aire.
Luego nos llevó a otra zona de
templos, con el buda gigante (y cuando dicen gigante dicen gigante), y
compramos unos souvenirs a la salida.
Y después al tercer grupo de
templos. Nos para en el primero y nos señala para arriba por
un camino de piedras (camino de medio metro de ancho). Y le miramos con cara de
“por ahí!?!?!?!?”. Y sí. Subimos para ver un buda, un chedi, y abajo de nuevo. Nos montamos en el tuktuk, avanzamos 20 metros, y nos para en el siguiente.
Señala hacia arriba de nuevo.
Lo vemos, bajamos, tercer templo
igual….. cuando bajamos le decimos al hombre que “hotel ya”. Estamos
agotadas y llevamos casi las 5 horas!! Nos lleva a un 7eleven para comprar algo de comer… y de ahí al hotel.
Esperando al transporte para el aeropuerto, el monzón descarga sobre nosotros. Qué manera de llover! Además hubo una confusión y la van no vino a buscarnos.... lo cual supuso salir del hotel hora y media antes de que despegara el avión, a 120 por la autopista tailandesa, lloviendo..... pero nos dio tiempo de sobra. Como me dijo el chico de la recepción del guesthouse, que nos ayudó a solucionar lo del transporte "Don't worry, everything is ok :)".
Llegamos otra vez a Bangkok, pero ahora ya sabemos qué hacer... el único problema la maleta, que ha perdido la mitad de sus ruedas, y por tanto, no rueda.
De nuevo en el hotel en el que comenzamos, con upgrade a habitación Executive por falta de habitaciones "normales", perfecto....
Cenar y descansar.
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