Viernes 5 de Julio de 2013: Yangón.
Menuda noche. Lluvia monzónica, un gato dando la serenata,
pronunciando claramente cada letra de “miau”, pterodáctilos sobrevolando la
ciudad (que son cuervos, unos cuervos antediluvianos y ENORMES).
Siempre se habla de los olores característicos de las ciudades asiáticas, pero en Yangon lo que prima son los sonidos.
El desayuno
(5 dólares por persona) era buffet pero te servían: un plato cuadrado
enorme con hierbajos, huevo frito, noodles, carne con algo y berenjena picante.
Y un té. Perdona...¿y mis tostadas? Quiero mis cruasanes y palmeras y tostadas y…. ¡qué es esto!
Suerte para mi, tras el desayuno birmano trajeron un par de tostadas y algo de sandía… y el té negro que
sabe a café aguado. 4 cucharadas de azúcar.
Con ese desayuno, nos fuimos en taxi (2000 kyats) a la Shwedagon Paya, centro
religioso de toda Birmania, con su estupa dorada de más de 100 metros de altura, un
complejo enorme… 5 dólares la entrada, 5500 kyats (1 dólar son 972 kyats). Pinteaba un poco, cosa
que no nos preocupó mientras subimos las escaleras porque estaban tapadas,
rodeados de tiendecillas, pero que a mi al menos me preocupó al llegar arriba
y ver que el suelo resbalaba un montón (se va descalzo, sin calcetines).
Habían puesto una tentadora alfombra roja rodeando la estupa dorada, pero resultó ser una trampa... En lugar de algombra era una rejilla de goma que se
clavaba en los pies a cada paso que dabas. Por tanto las opciones eran: jugarte la vida en el suelo
deslizante o hacerte un peeling en la planta de los pies.
Dimos la vuelta haciendo fotos. A medio camino cayó un
chaparrón enorme, de 10 minutos. Nos refugiamos todos menos un hombre que
se quedó en el suelo rezando. Ducha gratis.
Bajamos y cogimos un taxi a la Sule Paya (2000 kyats, y regateo
imposible…), un atasco… apagó el motor 3 veces el hombre. Después de 10 minutos parados, y otros 10 de trayecto lento, llegamos
a la pagoda. Un cartel enorme dice que los extranjeros estamos obligados a
dejar los zapatos y a dar un donativo de 1500 kyats (euro y medio). No me dejan llevarlos en la mano asi que damos 500 cada una, y nos dejan pasar. Hasta la
siguiente puerta, donde hay que pagar 2 dolares por persona para entrar.
Salimos y caminamos un poco hacia el hotel y por los alrededores. A los 20 minutos de llegar al hotel, llama Thaung Kyi, que ya ha llegado a buscarnos. Nos
invitaba a comer hoy... a las doce menos cuarto de la mañana.
Bajamos y vamos caminando y charlando. Lo dije ayer y lo digo hoy: es
un encanto de hombre. Fuimos a la ribera del río, el Irrarwaddy, a un restaurante chino.
Pato asado y arroz. 10 euros los 3, muy muy rico todo. Hemos aprendido a decir “ye
su bé”, que es gracias, y “mingalaba”, que es hola. Nos ha contado que tiene un primo que es profesor, pero en las clases son entre 35 y 50
alumnos por clase… hemos hablado de las cosas que hay para ver en el país, de
las diferencias culturales, de otros recorridos para hacer, amigos suyos de
otros países… genial. Al salir nos hemos ido andando dando un pequeño rodeo
para ver los edificios coloniales (únicos, sólo son así en Delhi y en Yangón),
y luego nos hemos despedido.
Como hacía bueno, sol y todo, nos fuimos dando una vuelta hasta el
mercado Bogyoke. Allí compramos unas marionetas, también regateo mínimo…. Estuvimos paseando por otro mercado también, y después callejeando un poco hasta que hemos llegado al hotel.
Mercado Bogyoke |
Hemos llegado pronto pero está justificado por dos motivos: 1) mañana
nos levantamos a las 3 de la madrugada para coger un avión, y 2) a los 20
minutos de llegar ha empezado a diluviar, y van dos horas….
Por cierto. Había leído sobre ello pero aún así choca bastante:
- Todos los hombres (o el 90%) visten con un longyi, que viene a ser un pareo anudado bajo el ombligo. Las mujeres lo sujetan (que no anudan) en un lateral. Tradiciones birmanas.
- Escupen más que las llamas. La primera vez que lo ví pensé que estaba vomitando algo rojo o marrón, pero no! Es el betel, unas hojas que mastican, similares al tabaco. Dejan los dientes rojos. Y no sé por qué escupen. Ya googlearé.
- Efectivamente se pintan la cara con thanaka. Como adorno y como protector de sol.
- Lo cual me lleva a lo siguiente. Es época de lluvias y monzones, ¿no?. Todo el mundo va con su paraguas enorme (los monjes llevan todos el mismo modelo, se lo darán en el monasterio?). Pues, si hay lluvia, se abre. Si hay sol, se abre también.
- Por supuesto, todos en chanclas. Así se lavan los pies cuando llueven.
- Muy curioso ver a las monjas budistas, que son como los monjes, pero en rosa. Con la cabeza rapada.
- Que por cierto, en este país puedes hablar con los monjes y todo. No como en Tailandia que si le hablas (a no ser que sea para dar donativo, ahí no hay problema) o peor aún, si le tocas, aparece un equipo de asalto al más puro estilo Monstruos SA para esterilizarle y limpiarle de impurezas.
- Genial el tema de mercados. Puedes pasear, pararte, mirar e incluso preguntar precio sin que se te echen encima y te rapten al interior del puestecillo.
- Divertidisima la megafonía de los autobuses urbanos, que consiste en un hombre agarrado en la puerta de salida voceando las paradas. Más divertido aún cuando se juntan varios autobuses en una misma parada.
- Las cabinas de teléfonos las montan cada día. Una mesita de camping, con un par o 3 de teléfonos de mesa. Y la señora al lado para cobrar.
Y poco más. Mañana será otro día.
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