Brujas - Viaje a Bélgica en Navidad (3/8)

Domingo 28 de Diciembre de 2014: 

Este día lo podría titular como "visita a Brujas y su sensación térmica de -8º"

Madrugamos pero no con despertador, sino porque nos hemos acostado pronto. Así que vamos con calma... hasta que se me ocurre mirar el horario de los trenes. “Oye, que hay un tren que va a Brujas a las 8:56”.

Y son las ocho y cuarto. “Que sí, que en 15 minutos nos da tiempo” decimos. Y empezamos a movernos como si hubieran dado a la tecla de avanzado rápido. Parecía imposible pero incluso pudimos coger el ticket en ventanilla, porque no sabíamos qué estación de tren se correspondía a la de Brujas.

Ponemos rumbo a Brujas mientras desde el tren vamos viendo los campos nevados.

Visitando Brujas

En la misma estación de Brujas hay un puesto de información turística. Entramos, consigo un mapa de Brujas y además me dicen que hoy por ser domingo cierran el centro a los vehículos y que los autobuses, o al menos el que te lleva de la estación al centro, es gratis. Así que salimos de la estación de Brujas y nos montamos en el bus que pone “centro”. O, mejor dicho “Centrum”.

No nos bajamos hasta la parada de la plaza mayor de Brujas, también llamada Grand Place, y a su vez también llamada Markt.

Lo bueno de haber madrugado para nuestra visita a Brujas es que no hay un alma. Somos 4 personas paseando a esas horas.

Entramos en un edificio que tiene una exposición de algo relacionado con la historia de Brujas. Nos daba bastante igual la exposición, pero es que en la calle hacía mucho frío. Pero mucho. Y de ahí el título que pondría a este post: un frío de sensación térmica de ocho grados bajo cero, dato que no sabíamos entonces peor que sí busqué al llegar a casa.

Dentro del edificio recuperamos un poco de calor y con toda nuestra fuerza de voluntad salimos de él en dirección a otra plaza de Brujas, la de Burg.

Muy bonita, edificios chulísimos, las casitas las típicas de Brujas (será que estamos en Brujas). El frío, típico de Laponia. Mucho, pero que mucho frío. Que sí, que lo he dicho antes. Pero las piernas congeladas. Vale que llevaba unos vaqueros, pero el plumas me llega por las rodillas y aun así... jamás en mi vida (y mira que he ido veces a la nieve) he pasado tanto frío.

Caminamos hacia los canales de Brujas, que son muy bonitos y fotogénicos. 

Visitamos también el antiguo mercado de Brujas.

Callejeamos y después de pensarlo un rato, decidimos hacer el recorrido en barquita por los canales, al módico precio de 7’60 euros por persona, 35 minutos. Estas barcas salen de la plaza Huiden Vettersplein.

A pesar del precio, que no me parece excesivamente barato, nos toca hacer cola. Habrá unas 4 o 5 barcas de 30 personas cada una canal arriba, canal abajo). Nos entretenemos con los patos. Qué majos los patos. Y con las gaviotas. Qué malas las gaviotas.

El barquero que nos toca habla inglés, francés y holandés. Así que cuenta lo mismo 3 veces, además de incluirle gratuitamente una entonación cantarina.

El paseo en barca por los canales de Brujas está bien, porque además de los puentecitos, te va contando historias de algunos edificios relevantes, con su pequeña historia y demás.

También nos enseñó al oso que es mascota del equipo de fútbol de Brujas.

La "amabilidad" en Brujas

Cuando acabamos tenemos tanto frío (yo ya no siento la rodilla derecha) que decidimos ir a un bar. Creo que fue en la calle Nieuvstr donde paramos y entramos en una cafetería. Y en qué hora se nos ocurriría entrar en esa cafetería... Nos sentamos en una mesa para cuatro, que coincide con el número de personas que somos. Pedimos dos cafés. Y dice la señora que el resto qué tomamos. Pues, nada. Y nos contesta que si pedimos dos, sólo se sientan dos. Yo flipando. Me enfado y discuto con ella en inglés. “O sea, que si no bebo no me siento, aunque ellos sí quieran un café”. Y más ancha que larga me contesta:“claro, ¿no ves que tengo el local lleno?”.

Lleno... ¡lleno de aire, si tienes tres mesas vacías!

Estos sí saben como captar clientes

Qué enfado más tonto y menuda forma de estropear la mañana. Suerte que tengo memoria pez... Claramente nos levantamos y nos fuimos de aquel bar. No sé si le compensará esa forma de hacer clientela a la señora... pero tampoco es mi problema.

Seguimos caminando y un poco más adelante encontramos un salón de té. En este sí podemos sentarnos, y además nos atienden con amabilidad y simpatía. En la calle Mariastrat. Si me acordara del nombre os lo recomendaría.

Además en este salón de té decido ponerme los pantalones térmicos. Que no, que no los llevaba bajo los vaqueros... y jamás en mi vida los he puesto. Pero me han dado la vida. Sigue haciendo mucho frío, pero al menos ahora ya he recuperado un poco la sensación de tener pierna.

Seguimos caminando, y vamos entrando en tiendecitas de souvenirs. Nos dirigimos al lago Minnewater, y por el camino paramos en Begijnhof.

Como se ha hecho la hora de comer, entramos en un restaurante que habíamos visto mientras caminábamos. La gallina asada se llama. Por 60 euros comemos dos pollos enteros, pan, agua, cerveza y vino (cuatro personas).

Cuando terminamos nuestra maravillosa comida, que bien nos viene también para recuperar algo de calor, callejeamos hasta la catedral de San Salvador. 

Cada vez empieza a haber mas gente en la calle, y yo no sé si me he acostumbrado al frío o qué, pero he hecho las paces con la temperatura de Brujas y estoy bastante a gusto.

Vamos hacia la plaza Markt, donde comenzó nuestra visita a Brujas y en donde se encuentra el mercadillo navideño, ahora con todos los puestos abiertos, pero con tanta gente que es casi imposible poder acercarse a ellos.

Desde la calle vemos que hay gente en una terraza del edificio de la exposición que vimos nada más llegar a Brujas, así que entramos de nuevo.

Un tri-tandem!

Subimos al primer piso por escalera y, como no encontramos las escaleras para el segundo piso, entramos en un ascensor que esta mañana había visto detrás de una puerta. Se abre la puerta del ascensor y anda, hay exposición también. Qué cosas. Salimos a la terraza y caray, qué casualidad, que todos los que están aquí llevan la audioguía de la exposición (la de pago) al cuello. Todos. Pero to-dos.

¿Sabéis esa sensación de haberse colado en algún museo sin pagar entrada? Es la misma que tenemos nosotros. Así que hacemos las fotos de la plaza y huimos hacia la salida... desandando el mismo camino que nos ha llevado hasta allí.

Unas vistas perfectas. Eso si, mejor subir por la mañana a hacer fotos (por el sol, que si no da de cara).

Hemos pasado el día en Brujas, así que va siendo hora de volver a la estación de trenes, en autobús. El bus no para ya en la plaza, pero un hombre (creo que de la compañía de autobuses) nos indica que “a la izquierda, la primera a la izquierda y avanzando 250 metros” se pueden coger. Que ponga “estación”. Y eso hacemos. Gratis, y efectivamente llegamos a la estación. Perfecto.

En la plaza que hay nada más salir de la estación hay una exposición de figuras de hielo. Con muy buena pinta. Voy a ver lo que cuesta la entrada (porque quedaban 30 minutos para el tren). 15 euros. ¡¡15!!! Pues me hacía ilusión ver esculturas de hielo, pero me parece carísimo. Así que a hacer tiempo al andén… el cual cada vez se va llenando más y más de gente. El tren va muy lleno, incluso hay gente de pie en los pasillos.

Finalizando el día en Bruselas

En una hora y cuarto llegamos a Bruselas.

Ya que estamos, decidimos dar una vuelta por callejuelas, y acabamos en las Galerias Hubert.

Es que está todo tan bonito iluminado para la navidad!!!

Vamos volviendo al apartamento porque estamos bastante cansados. Al pasar por la Grand Place coincidimos con el espectáculo de luces y sonido. Vemos un poquito, pero es muy bonito. A ver si otro día hacemos vídeo.

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