“A las 9:30 salimos del apartamento”. Y que sí
que salimos a esa hora, ni me lo creía.
Cogemos el ticket de nuevo en las máquinas, porque
en ventanilla hay mucha cola. Esta vez nos toca salir de la vía 5.
Subimos y salimos para Amberes, previa parada en Malinas. Desde el tren (de dos
plantas) vemos la torre de la catedral de Malinas… muy mole, y ya.
Estación de Amberes Central |
Llegamos a Amberes y comenzamos a caminar por la
calle Meir con sus joyerías repletas de diamantes.
Parecía menos en el mapa, pero nos lleva más de 20 minutos
(sin contar el desvío que hicimos para ver la casa de Rubens, que también
cuesta 6 euros y a la que no entramos) llegar a la catedral.
Entramos, y seis euros cuesta también la
entrada.
Tienen una exposición de cuadros, entre ellos 4 de Rubens… había leído
que merece la pena, y por eso decidimos pagar. Mala elección.
Sí, había muchos cuadros, pero colgados a una altura de 3 metros el borde más bajo, y dado que eran cuadros enormes, retablos, etc, había que mirar hacia arriba constantemente para poder ver algo. Pero claro, daba todo el reflejo de la luz que entraba por los cristales… no merece la pena. Nada.
Sí, había muchos cuadros, pero colgados a una altura de 3 metros el borde más bajo, y dado que eran cuadros enormes, retablos, etc, había que mirar hacia arriba constantemente para poder ver algo. Pero claro, daba todo el reflejo de la luz que entraba por los cristales… no merece la pena. Nada.
Aun así estuve dando vueltas y haciendo
fotos casi 50 minutos. Aprovechar el ticket lo aproveché bien.
Cuadro de Rubens |
Como empezábamos a tener hambre, pero aún quedaba
para comer, compramos unas patatas fritas. Menudo negocio. Algún visionario
tuvo la idea de poner un puesto de patatas fritas, algo barato y rápido de
hacer (porque son congeladas) para cuando la gente tenga hambre, que puedan
comer por la calle. Pues patatas fritas. Y todos como tontos con un cucurucho
de patatas por la calle.
Pasamos por la Grote Markt, también llamada plaza
mayor, donde se encuentra la estatua del héroe de la ciudad, Silvio Bravo, que
libró a la ciudad de la presencia del gigante Druoon Antigoon. Este gigante se
dedicaba a cobrar un peaje a los barcos que querían entrar en Amberes (segundo
puerto más importante de Europa y tercero del mundo), y si no pagabas, cortaba
una mano al capitán del barco. Silvio luchó con el gigante y le cortó la mano.
La “mano” está en la calle Meir.
La estatua, en esta plaza.
Por la calle Suikerrui debería haber puestecillos de
navidad pero están cerrados y vacíos. De hecho un par de horas después vemos
camiones llevándose las casetas.
A lo largo del rio han hecho dos plataformas
elevadas.
Subimos a una de ellas desde donde se puede ver la noria y demás
carruseles, la catedral, y por el otro lado el castillo y unos pocos
puestecillos de navidad.
Caminamos hacia el castillo. Que de castillo tiene
poco, pero bueno. Y de ahí nos vamos a buscar una iglesia, la de
Sint-Pauluskerk.
Esta es gratuita y tiene también 3 pinturas de Rubens. Y más o
menos de nave, como la catedral.
Quiero decir con esto: catedral no, Pauluskerk
sí. Además en el patio que tienen hay una… cosa muy rara. Porque no sabría cómo
definirlo. Mejor una foto.
Buscamos un restaurante donde comer. Hoy
toca en un argentino. La comida no es cara, pero el agua son 7’50.
Y no he comprado imán. Pocos y muy caros,
4 euros…
Se me olvidaba que antes de ir a comer pasamos por
otra iglesia, esta no tenía mucho que ofrecer. Sint-Carolus Borromeuskerk.
Al salir de comer vamos caminando por una calle
paralela a la Meir hacia la iglesia de Sint-Jacobus. Está cerrada.
Seguimos dirección
a la estación, parando en Chinatown. Menudo engaño de barrio chino, si
solo hay 4 tiendas de chinos como las de España.
A la estación y al tren, que sale en 15 minutos pero
está puesto ya.
Al llegar a Bruselas vamos al apartamento.
Descansamos media hora y bajamos a dar una vuelta, ambiente navideño, como siempre. Hay muchas actuaciones por la calle:
trio de cuerda, imitador de Bob Marley, un peruano… pasamos por tiendas de souvenirs y por
chocolaterías. Carrefour y a casa.
Yyyy la foto nocturna. Otro lateral de la plaza |
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