Sábado, 29 de Noviembre de 2014: Toledo
Nos hemos dormido, así que hemos decidido dividirnos para poder encontrar un sitio donde desayunar. Son las ocho y poco y está todo cerrado... preguntamos a una señora que está paseando a su perro y nos indica que al lado de la Puerta de la Bisagra hay una churrería. Bueno, no está mal comenzar el día con el estómago vacío y un trekking :D.
Churros con té. No soy yo de chocolate para desayunar.
El camino para comenzar la ruta turística del día es el de siempre: a la Bisagra, y luego hacia la mezquita del Cristo de la Luz. Compramos una pulsera estilo todo incluido, que da acceso a varios sitios: Iglesia de los Jesuitas, Monasterio de San Juan de los Reyes, Mezquita del Cristo de la Luz, el cuadro de "El entierro del Conde Orgaz", la Iglesia del Salvador y la Sinagoga de Santa María la Blanca.
De allí seguimos
callejeando cuesta arriba hacia la Mezquita de Tornerías, que no encontramos, para acabar al final en una oficina en la
que hacen recorridos nocturnos turísticos por Toledo. Queríamos hacer el
recorrido templario, pero resulta que lo habían cancelado por falta de gente,
asi que al final vamos a hacer esta noche la ruta Toledo Mágico, de 21:30 a
23:30.
El siguiente punto es la
Iglesia de El Salvador. Tiene unas ruinas así por debajo del suelo, se ven
un poco pero no dice mucho.
Pasamos después por la
catedral, donde casi me meto un piñazo de impresión. Esto que te pones a mirar
la pantallita de la cámara para que cuadre bien, ah no, un poco más a la
izquierda, agh, una tia en el medio, la rodeo por detrás, y oh-dios-que-es-lo-que-me-agarra-los-pies,
sal, sal, levanta los pies, qué golpe, mis espinillas, auuuu…. Unas cadenas de
hierro, de pivote a pivote de piedra.
Lo siento, no hay videos.
Unas cuantas fotos por
fuera, y en dirección a la iglesia de Santo Tomé a ver
la pintura de El Greco de El entierro del Conde Ortiz. Entramos. La vemos. No
me gusta mucho el Greco, pero bueno.
Entramos en la zona de la
Judería, y vamos a ver la Sinagoga del Tránsito.
De ahí, a Santa María la Blanca, que esa sí es una sinagoga construida
por musulmanes. Muy blanca, muy bonita, muy fotogénica.
Siguiente paso, el
monasterio de San Juan de los Reyes. Tiene un claustro muy bonito, con un
pequeño jardín (alegoría a la virginidad de María, dicen). Hay varios arcos de
piedra con la frase “Tanto monta”, que alude al legendario episodio de
Alejandro Magno llegando a Gordión, donde a un yugo atado con un complejísimo
nudo se inía la promesa de conquista de oriente. Alejandro lo corta con su
espada y proclama “tanto monta”, que se traduce como “da lo mismo”,
significando la igualdad de rey y reina en los reinos respectivos.
El monasterio se construyó
por orden de los Reyes Católicos en 1474.
Tiene también una capilla
de una nave, con una bóvedas de crucería muy complejas.
Era el lugar en el que
iban a ir sus tumbas, y por eso está decorado con imágenes de santos y el
escudo de España que sostiene el águila de San Juan evangelista, bajo dos
leones afrontados, símbolo de la realeza.
De los muros exteriores penden cadenas y crilletes de los cautivos cristianos liberados del reino de Granada, y mandados colocar aquí por la reina en 1494 como trofeo de dolor y triunfo.
De ahí fuimos callejeando
nuevamente, pasando por el palacio de las Doncellas hasta llegar a la iglesia
de los Jesuitas. Pensaba que no tendría nada y vaya sorpresa, entras y puedes
subir a la torre donde se disfrutan de unas vistas de Toledo impresionantes.
Es hora de comer, y encontramos un restaurante con un menú por 12 euros. Perfecto.
Salimos y llueve. Nos acercamos a la cueva de Hércules pero está cerrada ya, y no abre ni
por la tarde ni los domingos. Vaaaaaaya… callejeamos un poco y buscamos la
mezquita de las Tornerías. Hum, me suena que he pasado por aquí. Me suena
MUCHO. Ah, si, fue la que no encontramos esta mañana… y seguimos sin encontrar.
Me manejo ya mejor con el mapa. Toledo fue construida como un laberinto, para
que si los enemigos consiguieran sobrepasar la muralla, se perdieran por sus
callejas.
Salimos a la plaza del
Zocodover y hacemos uso de unas escaleras mecánicas que están justo al lado
para bajar hasta la altura del hotel. Hay que caminar aún 5 minutos, pero al
menos son en plano.
Descansaremos un rato, que por la noche tenemos paseo.
Subiendo caminando, y casi llegando al Zocodover, encontramos un gourmet. Buen sitio para cenar algo.
Llegamos a las 21:28 (puntualidad absoluta) al lugar de encuentro para el paseo nocturno. A nosotros nos toca con un guía que se llama Javier
Mateos, que por cierto ha escrito un libro que nos ha intentado vender 3 veces
durante la excursión. El hombre además habla más rápido que yo cuando me embalo,
así que es difícil seguirle.
La primera parada es
enfrente de una fachada que se está cayendo a trozos. El edificio lo compró una
cadena hotelera para hacer un megahotel, al ladito de la catedral, pero, la
crisis... Nos cuenta un poco la historia de la ciudad: pueblos íberos, romanos,
visigodos, musulmanes, cristianos… un montón de culturas han pasado por aquí. De lo que nos va a hablar esta noche se centra sobretodo en la época de la
Inquisición y los juicios celebrados a varias hechiceras o brujas. Según dice,
Toledo ha sido la ciudad por excelencia de la hechicería, nigromancia, etc.. y
de ahí el nombre de Ars Toletum para denominar estas prácticas.
La segunda parada, en una
placita para hablarnos de un callejón por el que después subimos. Lo mismo,
otra historia de otra hechicera desterrada.
Después, a la iglesia de San Andrés. En esa plaza se supone que una tal Catalina Sánchez era brujilla
y presumía de la habilidad de saber si el alma de un difunto iba para el cielo
o para el infierno. Poco inteligente por su parte presumir en pleno auge de la Santa Inquisición, pero bueno. Así le fue claro. Ella pedía dinero y lo
colocaba alrededor de la iglesia. Unas velitas, un poco de agua santa, y cóctel
perfecto para que el mismísimo Satanás se personara en la plaza. Una charla con
él (como quien queda a tomar un café), y así la buena mujer sabía si el alma de
quien fuera estaba en el infierno, o si estaba camino del cielo. Obviamente la apresaron y la juzgaron. Con 256 testigos, ahí es nada. Pero no la quemaron, sino que la
condenaron a 400 latigazos. Y la desterraron. Y ya no se supo más de ella.
En esa misma callejuela,
pero al otro lado, nos contó también la historia del callejón de los muertos.
Empiezan, hace varios siglos, a hacer los cementerios parroquiales (eso de enterrar al muerto cerquita de casa), pero claro, se quedan sin sitio.
Qué hacen pues? Desenterrar a algún pobre y meterlo en la cripta de la iglesia.
O, si solo hay huesos, tirarlos a la basura. Y aquí paz y después gloria. Y esos muertos que quedan en la iglesia, se conservan tan bien que dan lugar a las famosas momias Toledanas.
Siguiente parada, cuesta
arriba, el callejón del diablo, a pocos pasos del callejón del infierno. Pues
será por las escaleras, viiiirgen.
La última parada la
hacemos en la cueva de San Miguel. Vale, Toledo está hueco. Hay muchos
subterráneos. Pero yo, como buena castellana, conozco de eso, y en mi pueblo se
llaman bodegas. Lo único que puede asombrar es el hecho de que algunas de esas
grutas tengan más de 3000 años de antigüedad… pero no sé. Si encontraran un
entramado de cuevas, todo interconectado y que lleve de un lugar relevante
(monasterios, iglesias, palacios) a otro, pues bueno, sí, me lo creería.
Acabamos la ruta a las
23:40, al lado del Zocodover. Recogemos y a descansar.
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