Domingo, 15 de Febrero de 2015 

Calculo que serían las 5 de la mañana o poco más cuando me ha despertado la llamada a la oración. Media vuelta y a seguir durmiendo otro rato.

El desayuno no está nada mal: zona de bollería, tostadas y mermeladas; yogures, cereales, frutas; embutidos y zona de comida caliente, y un apartado de bebidas.



Antes de salir del hotel dejamos en recepción una fianza de 10TL (menos de 4 euros) por la Istanbulkart. Esta es una tarjeta de transportes público que puedes cargar con dinero en casi todas las estaciones de tranvía y hace que los billetes de los transportes públicos cuesten, en lugar de 4TL, 2'50 (te ahorras unos 70 céntimos de euro por viaje).


A las nueve menos diez estamos haciendo cola para entrar en Santa Sofía, también llamada Aya Sofia.


Santa Sofía

Ha sido catedral católica bizantina de dos ritos diferentes, luego mezquita y ahora es museo. 30TL la entrada.



Somos de los primeros, así que cuando accedemos a la nave principal solo somos unas 10 personas dentro. La verdad que es enorme, pero deslucían bastante los andamios que están montados en la zona de la izquierda.



Todo está lleno de gatos, por cierto. Pero no gatos abandonados y piojosos… estos gatos están gordotes y bastante limpios (aunque es posible que seamos nosotros, los turistas, los que les limpiemos de tanto atusarles). Además son bastante cariñosos… en cuanto te agachas vienen corriendo a frotarse con tu mano, los muy mimosos (o interesados).


En Santa Sofía hay unas escaleras que llevan al nivel superior, donde se puede, aparte de disfrutar de las vistas, ver los mosaicos bizantinos que adornan unas pocas paredes.



Ese "disfrutar de las vistas" incluye también hacer alguna foto a Sultanhamet desde un par de ventanas con algo de falta de limpieza.



En tres cuartos de hora tenemos la visita hecha. Salimos y rodeamos Santa Sofia por la izquierda (según se sale), y nos encontramos con algo que no esperábamos: el museo de Santa Sofía con las tumbas de los sultanes (y también de unos príncipes). 

Entrada gratuita, así que aunque no queríamos entretenernos mucho, entramos.



Por cierto, que al salir de Santa Sofía nos fijamos en que la Mezquita Azul (Sultanhamet), que debería tener seis minaretes, sólo tiene cinco y medio...



El siguiente paso es el Palacio de Topkapi

Nada mejor que una maqueta para mostrar las dimensiones y estructura del antiguo palacio del sultán.



La entrada al palacio son 30TL, y la entrada al harem, no obligatoria pero muy recomendable, 15TL.

Comenzamos por las cocinas, de las que lo único que queda son las estancias, ahora ocupadas por exposiciones de vasijas, platos y demás vajilla.

Las siguientes estancias contienen los tesoros del sultán. Aunque había muchos grupos de gente admirándolos a través de las vitrinas, a mi no me dijeron nada. Y no se pueden hacer fotos.



Se encuentran cerrados por rehabilitación tanto los dormitorios como la biblioteca, así que accedemos a la siguiente zona ajardinada del palacio.




En el último nivel hay unos pabellones con grandes braseros y bonitos azulejos.


Para finalizar, entramos a ver el harem. Mi opinión es que ver Topkapi sin ver el harem es una visita perdida. Me pareció muy, pero que muy bonito.






A las 12 salimos de Topkapi en dirección a Eminönü, a visitar la mezquita nueva, también llamada Yeni Camii

 

En Eminönü cogemos el tranvía hasta Kabatas, y al bajar buscamos, de todos los autobuses que hay estacionados en la parada, uno que nos lleve al barrio de Ortakoy.

Un detalle que me gustó de los autobuses es que llevan una pantalla en la que te indican las paradas que hay y por cuál te llegas. Más que práctico para no perderse.



Atravesamos un mercadillo hasta llegar a Mecidiye Camii, o mezquita de Ortakoy, de estilo neobarroco otomano, con grandes ventanales... es pequeñita pero preciosa, y diferente a las que estamos viendo.




Paseamos un poco y volvemos a coger el autobús, camino inverso, pero en la pantalla vemos que va a Eminönü... así que vamos hasta allí sin cambiar de medio de transporte.


Vistas desde el autobus

Atravesamos el bazar de las especias en dirección al "restaurante" Esmer Chef. Habíamos oído hablar bien de él y no nos decepcionó.

 

Al acabar nos dirigimos a la mezquita azul, a la cual no entramos (ya la conocíamos de la escala que hicimos hace 7 meses), y caminamos por el antiguo hipódromo (que realmente es una avenida peatonal muy ancha).



Entramos en la mezquita de Sokollu Mehmet, que pensábamos que estaba cerrada pero no.

Después, en San Sergio y San Baco, antigua iglesia ortodoxa que convirtieron en mezquita durante el imperio otomano. También se le conoce como pequeña Santa Sofía, ya que parece ser que se inspiraron en esta construcción al diseñar "la otra" Santa Sofía. 



Tiene por tanto un corredor superior al que se puede acceder por una escalera.

Tomamos un té en la cafetería que está en el recinto de la mezquita. Bueno bonito y barato.


  
Tenemos la idea de que a las 17 cierran las mezquitas (por la oración), así que damos por finalizado el recorrido de mezquitas y decidimos pasear por Divanyolu (la calle por la que pasa el tranvía) y ver la columna de Constantino.

Callejeando y callejeando acabamos por la zona del gran Bazar, que se encuentra cerrado al ser domingo, y sin querer nos encontramos en la puerta (abierta) de otra mezquita, Nurousmaniye. No podemos evitar entrar, y nada más salir comienza el adhan (llamada al rezo).



Regresamos al hotel tranquilamente, parando en algunas tiendas. 

Qué maravilla poder darse un baño en la piscina del hotel después del intenso día.