Que menciono hace 4 días el mercado de Mae Klong y hoy me doy cuenta de que no he escrito nada acerca de él.
El mercado lo visitamos en Julio de 2013. Al acabar nuestra visita a Myanmar pasamos 5 días en Bangkok, pero esta vez para relajarnos y disfrutar: elegimos el hotel Eastin, en Sathorn, hotel de lujo a precio asequible... una gozada. A lo mejor algún día le dedico un post.
Y uno de los días decidimos visitar el mercado de las vías del tren en Mae Klong, y como se encuentra cerca, el mercado flotante de Amphawa.
Es en esta plaza donde está la parada de vans (las furgonetas) que te llevan hasta Mae Klong.
Yo pensaba que sería como una parada de bus en la misma plaza y no: hay que cruzarla y tal y donde está señalado en el mapa hay una explanada enorme con cientos de vans.
Y la única manera de saber cuál tiene nuestro destino es diciendo "Mae Klong?!!? Mae Klong?!!?!?" hasta que alguien te hace caso. Lo divertido viene cuando el tailandés al que le preguntas no te entiende nada y acabas haciendo "chucu chucu chucu, train". Y funciona y nos mandan más hacia el fondo. Y llego al fondo y pregunto. Me dicen que vaya a la mesa del principio a preguntar.
Y la única manera de saber cuál tiene nuestro destino es diciendo "Mae Klong?!!? Mae Klong?!!?!?" hasta que alguien te hace caso. Lo divertido viene cuando el tailandés al que le preguntas no te entiende nada y acabas haciendo "chucu chucu chucu, train". Y funciona y nos mandan más hacia el fondo. Y llego al fondo y pregunto. Me dicen que vaya a la mesa del principio a preguntar.
Volvemos atrás. Pregunto. Que no, que para delante. Pregunto un poco más adelante. Que siga para delante. Seguimos. Hacia delante y a la izquierda. Pregunto, que no, hacia atrás. Pregunto, que no, hacia delante y a la izquierda. Giramos a la izquierda, pregunto, un poco más adelante. Nuevamente pregunto y finalmente, encontramos la van.
El precio son 70 baths (2 euros) por un viaje de una hora y poco (con parada en una gasolinera para repostar, en la que nos hacen bajar a todos).
Llegamos casi a las 11 y a las 11:10 y 11:30 tiene que pasar el tren. Me dicen dónde es (ni 30 metros), y mientras caminamos veo en una callejuela la cola de una rata escondiéndose en los bajos de las aceras.
El mercado no se diferencia del resto de mercados tailandeses (o asiáticos) excepto en una cosa: tal y como puede predecir su nombre, está situado sobre las vías de un tren.
No sé si el mercado ya se situaba en esa calle cuando decidieron construir la línea de ferrocarril o si por algún motivo extraño (¿adrenalina? ¿emoción? ¿innovación?) alguien decidió que las vías de un tren era un buen lugar para montar un mercado.
Cada día el tren pasa 4 o 5 veces, a unos horarios más o menos establecidos. Cuando se acerca la hora se oye una sirena y los mercaderes comienzan a desmontar los toldos (en tailandés a este mercado se le llama Talad Rom Hoop, que significa el "mercado de cerrar sombrillas), se apartan de las vías, y una vez el tren pasa, vuelven a montar el tenderete.
Nos apoyamos en un puesto que está cerrado y esperamos al tren. Pasan 10 minutos. 20. 40... y el tren sin llegar.
Comienza a diluviar; estamos en época de monzones.
Le pregunto al tailandés del puesto de enfrente (el de la carne, no el de su izquierda del pescado, que es el que lleva una bolsa de plástico en la cabeza), quien no me entiende nada pero aun así me contesta en su idioma. Ha adivinado mi pregunta (no soy la única turista allí) y me dice que el tren llega a las 12.
Y vuelven a pasar, 5, 10, 25 minutos.... Una japonesa se nos acerca a preguntar si ha pasado el tren. Le comento que llevamos hora y media aquí en este hueco y no hemos visto ningún tren, así que...
La mujer se acerca a preguntar al tímido chico de la tienda de al lado (a quien habíamos ayudado un par de veces ya a vaciar el agua de lluvia del toldo), y le dice que a las 13:20. Queda una hora… puf.
Por cierto, en uno de los ratos que pasamos en el puesto esperando, oímos gritos de las vendedoras del puesto de nuestra izquierda, precisamente el del chico tímido. Nos giramos a ver que pasa; las chicas están aterrorizadas... ¿será una cucaracha? Tienen cara de que haya algún bicho no deseado... es... es... ¡una rata!
El chico de la tienda será tímido pero es valiente... o más bien no le queda otra: las chicas ponen una escoba en sus manos y le indican que eche al pequeño (porque no era tan grande) roedor de las vigas del techo.
Pequeño roedor huyendo |
Desafortunadamente la historia acaba aquí, sin batallas épicas que contar... con un escobazo la ratita salió corriendo y no se volvió a saber de ella.
Apurando el el espacio |
Parece que ahora no llueve tanto. Y qué hacemos, no podemos irnos, hemos venido a ver el tren… vamos a los baños públicos del mercado, que están sorprendentemente limpios (mucho rato de pie viendo llover). Y decidimos ir a picar algo al 7-eleven (un perrito caliente). Y volver al mercado. Aunque algo rara y quizás desaprovechada en cuanto a turismo, me está gustando la mañana.
Las ruedas son para apartar el puesto con mayor facilidad |
A las 13:25, en el mismo hueco en el que hemos pasado las dos horas anteriores, ahora compartido con otros ruidosos turistas, oímos el sonido de una especie de sirena. Empiezan a desmontar los toldos y a recoger las bandejas de verduras y carros de comida. Además, casualidades de la vida, se escuchan unos tambores al fondo que van acercándose cada vez más. Como si vinieran anunciando la llegada del tren (segundo 38 del video). Al fin aparece (por fin!) el tren, viene ajustadísimo a los puestos. De hecho pasa por encima de varias bandejas de coliflores y hierbajos varios. ¡Qué pasada!
Y el tren pasa, y se vuelven a montar los puestos. Como si nada….
La espera claramente ha merecido la pena.
Salimos del mercado y preguntamos que dónde se coge el songthaew a Amphawa (pronunciado "ampágua!). En la esquina. Aciertan. Por 9 baths por persona (25 céntimos de euro), nos llevan al floating market,y lo que es más de agradecer, nos avisan de la parada que es y todo.
El floating market… son más bien floating restaurants.
No se si flotará algo más lejos, pero en el río principal hay más barcas esperando a llenarse de turistas que locales vendiendo cosas.
Eso sí, en tierra hay un mercadillo con un montón de cosas. Me compré una camiseta por 4 euros que no pone Amphawa, pero tiene un búho muy bonito.
Dimos unas vueltas y a coger la van, que ahora cuesta 80 baths, a Victory Monument. Esta estaba tapizada en cuero, y a pesar de quedarme pegada en ella, me eché una buena siesta.
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