Viernes, 7 de agosto de 2015: Saigón
Porque aquí todo el mundo con el que he hablado se refieren
a Ho Chi Minh como Saigón. Así que habrá que mimetizarse.
Como ya
dije, anoche llegamos a nuestro hotel, GK Central Hotel, en Saigón. La
habitación está bien, limpia (sin cucarachitas pijas). Camas amplias y cómodas,
baño perfecto. Aire acondicionado de rejilla con muy pocas opciones de
regulación: al meterte en la cama el aire te daba irremediablemente en la cara.
Pero bueno. Para una noche, muy recomendable.
Nos
acostamos y dormimos casi 8 horas. Hay que reponer fuerzas.
El desayuno
de la mañana siguiente era buffet, bastante variado. Hacemos el checkout, dejamos
las maletas y nos dirigimos, siguiendo el mapa que nos dan en recepción, al
mercado de Ben Thanh, al que llegamos en menos de un minuto.
No sabía de
qué era el mercado: si de frutas, pescado, carne, souvenirs o qué… pero era de
todo lo anterior, y además sastres, bares, y casi cualquier otra cosa que
puedas necesitar (banquetas de plástico, por ejemplo).
Nos quedamos
un rato observando la “sección de pescadería”: los peces estaban vivos, nadando
en los baldes de agua, nunca había visto un pescado tan fresco.
Salimos por
la puerta opuesta, a una rotonda enorme. También nos quedamos un rato simplemente mirando. Es
increíble la cantidad de motos y tráfico que hay. Y lo más sorprendente es que
pese al caos aparente, nadie se choca.
Subimos por
la calle Le Loi, donde encontramos un banco para cambiar moneda. 1 € = 23575
dongs.
Finalmente llegamos al hotel Rex, que durante la guerra sirvió de residencia
de oficiales solteros.
Este hotel está en una esquina de la plaza de Lam Son. En dos de sus laterales las tiendas que ocupan los bajos de los
edificios son Chanel, Versace, y demás marcas de alta costura.
En otro de los
extremos está el edificio del Comité Popular, al que no se puede acceder y creo
que ni siquiera se podía hacer fotos.
Hacemos sin embargo un
par al teatro municipal y al hotel Caravelle, y continuamos hacia la
izquierda por la calle Dong Khoi.
Al poco
llegamos a la catedral de Notre Dame.
A su
izquierda entramos al edificio colonial de Correos (diseñado por Gustave
Eiffel). Vemos aquí más turistas que en el resto del día, será por los
ventiladores y los bancos…
Como sólo llevamos poco más de una hora caminando, y parece que
las distancias no son tan grandes, decidimos ir hasta la Pagoda del Emperador
de Jade, en la calle Mai Thi Luu, 73. Pongo la dirección porque si no llega a
ser por el gps no lo encontramos… tardamos un montón en llegar, de hecho incluso
paramos por el camino a sentarnos en unas escaleras y picar algo de comida que
llevábamos en la mochila.
Al final
llegamos a la pagoda, de color rosa. Tiene varias salas, y también se puede
acceder al piso superior.
A la entrada
hay un patio con muchos bancos, en el que da una agradable sombra. Hemos tenido
mucha suerte con el tiempo: está cubierto y corre viento “fresco” (no muy
cálido). Compramos un par de botellas de agua al lado del templo (7mil dongs
cada una) y descansamos un rato en el patio de dicho templo.
Por cierto,
que “gracias” se dice “cam on”. Mis primeras palabras vietnamitas.
Desde ahí
nos acercamos al templo de Trang Hun Dao. Sin ningún interés especial.
Como
amenazaba lluvia, compro en un puestecillo de la calle un poncho impermeable
estilo vietnamita, transparente, con flores verdes, y abierto a los lados para
no cocerte.
Paramos un
taxi que por 32mil dongs nos lleva hasta el Palacio de la Reunificación, y
comemos enfrente, en un restaurante, una ensalada, un plato de arroz, y dos
aguas por 186mil dongs. Tienen terraza en la séptima planta, pero no se ve
nada.
Se nota el
cansancio del viaje, así que nos vamos hacia el hotel, parando por un par de
agencias a preguntar precios de la excursión a los túneles de Cu Chi. Suelen
ser unos 6 o 7 euros (al cambio) por persona y lo bueno es que también la hay a
la una de la tarde. Me lo apunto para el final del viaje.
A las cinco
menos cuarto llega el taxi que teníamos contratado con el hotel para llevarnos
al aeropuerto, que volamos a Siem Reap, Camboya. Reorganizamos maletas y
esperamos en una cola larguísima a que abran los mostradores de la aerolínea,
Vietnam Airlines.
A las seis
de la tarde vemos que llegan unas cuantas azafatas, nos separan en varias colas
según el destino, se pone cada una de pie delante de su mostrador de
facturación. Se oye a alguien diciendo unas palabras en vietnamita, y hacen
todas, al unísono, una reverencia. Como si nos saludaran. Y se sientan detrás
del mostrador y se ponen a trabajar. :O
Pasamos dos
controles de seguridad y el control del pasaporte. El vuelo está retrasado casi
media hora… vuelo movidito además, debido a las turbulencias.
En el avión
nos dan un papel para rellenar, para inmigración, y otro que no recuerdo para
qué es, pero lo tenemos grapado al pasaporte. Aparte, al llegar al aeropuerto
tenemos que rellenar otro papel (que se coge allí mismo) para solicitar la visa
on arrival.
Están mucho
más organizados que en Vietnam, gracias a dios. En una fila pagas los 30$ del
visado, entregas el formulario y el pasaporte, que pasa de mano en mano y lo
recoges a los cinco minutos en otra fila, con tu visado ya pegado en el
pasaporte.
Al salir
están esperándonos para llevarnos al hotel, Bayon Boutique. Nos llevamos una
gran sorpresa al ver que no era un coche lo que nos recogía… sino un tuktuk!
Con dos maletones enormes… pues sí que se entra.
Había
llovido hacía 5 minutos, durante unos 10 (nos contaban). Y había unos charcos
increíbles.
En 15
minutos llegamos al hotel, donde nos esperan con unas bebidas que no sé qué
tienen, pero saben muy bien. Nos explican cómo funciona todo, y por fin
llegamos a la habitación.
Es espaciosa
y está limpia. El baño es muy grande, tiene ducha y bañera (separada). Las
camas son un poco duras y bueno, le faltan detalles, pero por el precio creo
que no podemos pedir más.
Cenamos y
nos acostamos: mañana tocan los templos de Angkor!
2 Comentarios
Te seguiré leyendo con atención. Muchas gracias por ir contando.
ResponderEliminarA ti por leer! :D
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