Lunes, 31 de Octubre de 2016

Hoy nos toca conocer la zona de Buda, castillo incluido.

Sin embargo, nuestra primera parada fue el Mercado Central, que si recordáis ayer estaba cerrado.

Había leído que era un buen lugar para comprar algún souvenir (imanes, ya sabéis), y fue una auténtica decepción en cuanto a compras se refiere.


Mercado Central de Budapest

El mercado está estructurado en dos plantas. En la baja hay sobretodo puestos de alimentación, aunque también venden los botecitos típicos de paprika.

La planta superior tiene puestos de souvenirs: camisetas, matrioskas, vasos, jarras, imanes... todo igual o más caro que lo que ya habíamos visto en la calle Váci.
Tras un breve paseo, llegamos al puente de las Cadenas. Aunque lo construyeron en 1849, en la segunda guerra mundial lo dinamitaron, así que tuvieron que reconstruirlo y fue inaugurado de nuevo en 1949.


Puente de las cadenas - Castillo de Buda al fondo

Hoy hace también bastante frío (para las fechas en las que estamos), pero me empeño en cruzarlo a pie e ir haciendo fotos con el castillo de Buda de fondo (nuestro próximo objetivo).

Justo al acabar el puente te encuentras con un funicular que te sube a la colina. Cuesta 1200 HUF (4 euros) por persona y trayecto. Y además había unas 30 personas haciendo cola para subir.

Es una manera de llegar al castillo de Buda, pero hay otra mejor.


Funicular caro
El funicular caro

Como viajeros aplicados que somos, habíamos hecho los deberes antes y buscado cómo subir al castillo de Buda, así que
 sabíamos que en algún lugar cercano había una combinación de ascensor + escaleras mecánicas + ascensor gratuito.

Y lo encontramos. Caminando un poco hacia la izquierda, te encuentras este cartel donde explican dónde está.


Ascensor gratuito subir al Castillo de Buda
La opción de ascenso gratis y cómoda

No os lo penséis dos veces... a no ser que os haga mucha ilusión el funicular.


Vistas de Budapest

Una vez arriba, caminamos por unas pasarelas con preciosas vistas hacia el Danubio, hasta el Castillo de Buda.

Fue residencia de los reyes de Hungría, y ahora es biblioteca y museo.


Castillo de Buda

Nosotros no entramos; nos limitamos a hacer algunas fotos y a seguir avanzando hacia el Bastión de Pescadores (todo en llano, una vez arriba), con tan buena suerte que sin haberlo planeado, nos encontramos a las 11 de la mañana con el cambio de guardia.


Cambio de guardia en el Castillo de Buda

Hicimos un alto en el camino para tomar algo, pero sobretodo sentarnos un poco y entrar en calor. Queríamos haber entrado a la pastelería Ruszwurm, que es bastante famosa, pero es pequeñita y estaba llena.

Así que fuimos a otra cafetería normal pero vacía que estaba al lado.

Nuestra siguiente parada fue iglesia de San Matías, del siglo XIII pero reformada en el XIX, dándole su aspecto neogótico actual (1500 FUH, casi 5 euros).


Iglesia de San Matías

En lo que se hacía cola para sacar las entradas, me dediqué a hacer alguna de las típicas fotos desde el Bastión de Pescadores.


Vistas desde el Bastión de Pescadores

La verdad que, si no se tiene en cuenta el frío, hacía un día precioso.

La iglesia por dentro es muy bonita, totalmente decorada y todas las paredes pintadas.


Interior de la iglesia de San Matías

Desde ahí, cogimos una combinación de autobús + metro (el autobús fue un poco "a ver qué pasa"... no he entendido los recorridos de las líneas que pasan por San Matías), haciendo uso del bono de transporte de un día (24 h = 1650 HUF) que habíamos comprado en una parada de metro camino al Mercado Central.


Linea 1 del metro de Budapest

Os recomiendo, si podéis en algún momento, que cojáis la línea 1 de metro. ¡Las estaciones son tan bonitas!

Bajamos en la parada de la Ópera, donde no pagaremos ya más entradas, pero al menos veremos el hall. La verdad es que la visita tiene pinta de merecer la pena... así que queda pendiente para la próxima vez.


Ópera de Budapest

Hoy sí que sí, vamos a comer a Frici Papa. Por 3800 HUF (13 euros) comemos los dos, en abundancia.

Volvemos dando un paseo hasta el metro, línea 1, hasta la parada de Hosok Tere.

Estamos en la Plaza del Milenio, desde la que, caminando apenas 1 minuto, llegamos a la Plaza de los Héroes.


Plaza de los Héroes

Tras hacer varias fotos a las estatuas, e intentar recordar lo que habíamos leído, llegamos a la acertada conclusión de que esas siete estatuas conmemoraban a los siete fundadores de Hungría (las siete tribus fundadoras más bien).

Hacemos un poco de tiempo paseando por el parque Városliget, entrando en el castillo Vajdahunyad, con ciertos aires transilvanos.


Castillo Vajdahunyad

Dentro del recinto (gratuito) del castillo se encuentra la estatua al escritor (¡anda! ¡otra estatua!). Tocar el lápiz trae buena suerte.


Estatua al escritor anonimo en Budapest

Y, como este viaje ha sido de mucho caminar.... nos damos un capricho casi obligatorio en la "ciudad de los balnearios": pasamos el resto de la tarde en el Balneario Szecheny.

Compramos dos entradas: una con taquilla (como la de los gimnasios, la manera más barata de entrar) y otra con cabina (un vestuario cerrado por todos lados, un poco más cara.

Si sois varios, podéis dejar las cosas de ambos en la cabina, y cambiaros dentro de ropa. En el mismo área donde se encuentran las cabinas hay aseos, pero no duchas.

No acabo de entender muy bien por qué se recomienda siempre coger una de cada... aunque seas pudoroso y al coger taquilla no tengas dónde cambiarte, siempre puedes ir al baño, cambiarte de ropa, y volver a salir. En fin... El balneario nos costó 10300 HUF (34 euros) dos personas.


Balneario de Szechenyi

Dentro está a reventar. ¡Cantidad de gente! Muchos españoles, algunos incluso les conocíamos del tour de ayer.

Pero bueno, se puede estar.

En el interior del edificio hay unas 8-10 piscinas de aguas de diferentes temperaturas (desde "polo norte" hasta "escaldar cangrejos"), varias saunas, y algunas tumbonas por diferentes zonas.

Las piscinas exteriores están llenas de gente... pero salir a ellas significa pegarse una carrera estando seco hasta el agua, y volver mojado corriendo hasta dentro del edificio.

Yo asomé la cabeza tapada con mi toalla del decathlon... y decidí que hacía demasiado frío como para andar tentando a la gripe.

Estuvimos un rato largo en el balneario, y cuando ya decidimos que estábamos lo suficientemente arrugados, nos fuimos en metro hacia el apartamento.

Al día siguiente salía nuestro avión a las 10:30 de la mañana. Como aún estaban vigentes nuestros pases de transporte de 24h, el recorrido (metro + autobús, a la inversa que a la ida) nos salió gratis.

Con respecto al aeropuerto de Budapest... está muy bien, hasta que vas a embarcar. Te meten en una nave con separaciones con verjas y cuatro asientos de plástico a esperar hasta que llega el avión y puedes ir caminando al aire libre hasta él.

No sé dónde vi que el aeropuerto estaba calificado como uno de los mejores de Europa.... sería antes de hacer el anexo industrial este

El viaje ha acabado, pero recordad que tenéis que
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