Jueves 6 de Julio de 2017
Tras pasarme la noche bajo una mosquitera apagando y encendiendo
el aire acondicionado, he tenido el desayuno más copioso del mundo. ¿Qué eran
cada cosa? Ni idea, para qué engañaros. Pero, aunque algunas picaban, el resto estaban comestibles.
Polonnaruwa
A las 9 salimos en dirección a Polonnaruwa (3850 rupias por persona), también Patrimonio de la
Unesco. Fue la segunda gran capital, después de Anuradhapura, entre los siglos
11 y 13 DC, aunque su historia se remonta al siglo segundo a.C.
Cuando hablamos de ciudad, es una ciudad de verdad. En extensión. Así que olvidaros de ir caminando. Se
puede recorrer en bici (no lo recomiendo por el calor), en tuktuk (puede ser
una idea aceptable), o en coche, que es como nos llevó a nosotros Sangeeth.
Es
enorme, y tiene el palacio del rey (con unos muros de ladrillo –solo para
templos y las dependencias del rey- de lo más gruesos), templos, estanques, monaterios, etc etc.
Decir que el diente de Buda que ahora está en Kandy antes estuvo en
Polonnaruwa.
Y decir también que no os esperéis edificios “enteros”, porque si no
entendí mal, fueron los Chola, de India (los de los templos de Tamil Nadu del
año pasado) los que llegaron a Sri Lanka y quemaron y destruyeron todo. Así que
sólo quedan los ladrillos ennegrecidos. El resto de edificios y paredes que
eran de madera… ni uno.
El Vatadage (un altar circular con forma de estupa) es uno de los
edificios más conocidos de Polonnaruwa.
También los son los budas de Gal Vihara (territorio mono!), estatuas esculpidas en roca con un veteado de lo más bonito.
Algo más de dos horas hemos estado dando vueltas por Polonnaruwa en
coche, viendo lo que había.
Fuimos a comer al restaurante de unos amigos de Sangeeth, de buffet.
Muy bueno todo, para qué engañarnos. Mil rupias (6 euros) cada uno.
Después regresamos al hotel, descansamos una hora y a las cuatro nos
fuimos a Pidurangala, una montaña que está enfrente de Sigiriya.
Pidurangala
Sigiriya
también es Patrimonio de la Unesco, y es una gran piedra sobre la cual
construyeron un palacio y unos jardines. Hay una cueva con las famosas pinturas
de las damas de Sigiriya, y… ya. Porque el resto son ruinas. Y cuesta entrar
30$. Pidurangala fueron 500 rupias (3 euros) cada.
Es la gran piedra de
enfrente en la que los monjes construyeron un monasterio, al cual se llega tras
25 minutos (con un par de paradas) de matadoras escaleras.
Los últimos 10 minutos de subida son los peores y a la vez los que
menos cansan. Hay que trepar entre grandes rocas (no os esperéis unas escaleras
desiguales, porque no), y aunque complicado, es divertido.
De hecho a la cima
se llega reptando en horizontal entre dos grandes piedras…
Eso sí, una vez se llega arriba, las vistas son espectaculares.
Estaríamos casi tres cuartos de hora disfrutando de las vistas, haciendo fotos, y refrescándonos con el fuerte viento que corría allí arriba.
La bajada fue mucho más rápida (cansa menos bajar escaleras), y al llegar a la guesthouse (de la que hablaremos en el post de hoteles de Sri Lanka) nos encontramos una sorpresa: un escorpión!
Era pequeñito, de unos 5-6 cm de largo, en el suelo de nuestro baño.
Ya digo que está siendo muy surrealista el viaje
0 Comentarios