Como punto final de nuestro viaje por Sri Lanka, decidimos pasar unos días en Maldivas.
Ya sabéis que dimos muchas vueltas al hotel en el que quedarnos, y al final el elegido fue el Hotel Fihalhohi, a 40 minutos en lancha de Male.
Lo reservamos con Jahn Reisen, el mayorista de varias agencias de viaje, y aunque parte de la documentación del Fihalhohi nos la mandaron en alemán, la comunicación fue en español.
De las cinco noches que pasamos en el Fihalhohi, tres noches fueron en una habitación estándar, y dos en una water villa. Todas en régimen de pensión completa (bebidas no incluidas).
Vamos a intentar contaros todos los detalles del hotel:
Ya en los paquetes te incluyen una lancha que te recoge en el aeropuerto de Male (justo en la salida del aeropuerto hay un muelle con barcos de diferentes hoteles) y te traslada hasta el hotel.
Son unos 40 minutos, y entre el vientecillo y la inmensidad del océano (qué poético) se pasa bastante rápido.
El hotel Fihalhohi se encuentra construido sobre su propia isla. Se tardan unos 20 o 25 minutos en rodear la isla, aunque no penséis para nada que es algo bonito de hacer; la playa es estrecha en la mayoría de zonas, así que ir caminando por su orilla significa ir cojeando la mayor parte del recorrido.
Estaban celebrando los ¿25? años de construcción, y eso se refleja en la calidad de las instalaciones, sobretodo las de las habitaciones estandar (algo pasadas de moda ya).
Dispone de un restaurante, habitaciones estandar, superiores (que son las que están en edificios de dos pisos), water villas, un centro de buceo, otro de actividades acuáticas, una tienda de souvenirs, bar... y creo que ya.
Mucha gente, al ver las fotos del Fihalhohi, se echa para atrás por la gran antena que está construida en medio de la isla. Nosotros solo la vimos desde la zona de las water villas. El resto de tiempo, no parece que exista. Ah, y el wifi es gratis en todo el hotel.
Por cierto que todo el suelo del hotel (excepto la zona de recepción, bar y hotel) es de arena. Así que si queréis ir descalzos, podéis.
Estas habitaciones están cerca de la playa. Tienen un pequeño porche con una mesa y dos sillas (de plástico), una cuerda para tender, un pequeño grifo para quitarte la arena de los pies antes de entrar en la habitación y dos tumbonas que la gente suele mover hasta la orilla de la playa (aunque a mi me pareció demasiado recorrido).
La habitación es muy amplia, pero decorada al estilo "hawaiano años 80".
La cama es grande y cómoda, no hay televisión, no dejan botellas de agua cada día. Hay un hervidor de agua, eso sí.
De la habitación se accede a un vestidor con un armario bien grande, caja fuerte y pequeña nevera minibar (nada es gratuito en esta nevera).
Y de dicho vestidor, al baño.
El baño es antiguo a más no poder, con una ducha en la que el agua sale del grifo... y poco más. Un inodoro suspendido de la pared a una altura de gigantes (con lo pequeñitos que son estos maldivos!), y el lavabo.
El aire acondicionado funciona muy bien, posiblemente sea de lo mejor de la habitación. Y hay wifi gratuito, como en el resto del hotel. Wifi que funciona muy lento... pero es suficiente.
El cuarto día, nada más desayunar, nos dieron las llaves de nuestra water villa.
Al abrir la puerta y ver la habitación me entró una emoción tonta que hizo que se me empañaran los ojos.
La habitación estaba construida enteramente sobre pilotes en el mar.
Tiene una entrada pequeña que da paso a una zona con el hervidor, tés y dos botellas de agua. Frigorífico y una zona de escritorio con radio usb.
A la derecha sale un pasillo que lleva al vestidor y tras él, al cuarto de baño.
Dicho cuarto de baño tiene la zona con el inodoro separado tras una puerta (inodoro para gente de estatura normal), lavabo con amenities, ducha y bañera (independientes).
La puerta de acceso del baño a la terraza es acristalada, del techo al suelo. Puedes lavarte los dientes o darte un baño con vistas a un precioso mar color turquesa.
Regresando a la zona de escritorio, accedemos al dormitorio: una gran cama con dosel llena la estancia, junto con un gran sofá y, ¡televisión!.
Lógicamente, las vistas desde la cama son también hacia el mar.
La terraza tiene una mesa con cuatro sillas, dos tumbonas de madera, y una escalerilla metálica que da acceso al mar.
Algo a cambiar: esa escalerilla. Son barrotes cilíndricos diminutos, que además de resbalar un montón, se clavan en la planta del pie al subir y bajar.
Y, una pega de las watervillas: se tardan 7 minutos (lo cronometramos un día) en llegar desde ellas hasta el restaurante. Un señor paseo.
Por cierto que todo el suelo, tanto habitación como terraza, es de madera.
Ah. A la noche se encienden luces en el suelo para guiarte hasta tu villa. Era una duda tonta que tenía.... cómo llegar en la oscuridad.
El restaurante se encuentra situado a la izquierda del bar.
Es una estancia muy grande con techos de paja (como todos los de esa zona).
Al entrar te asignan una mesa y un camarero, que es quien te servirá las bebidas. 6$ (sin tasas) cada botella de litro y medio de agua.
Al fondo está el buffet. Tiene un poco de todo, aunque no esperéis nada como los resorts caribeños, porque no hay color. Este será una sexta parte de aquellos.
Aun así es muy variado, y tienes comida que no pica, comida que pica mucho, una zona de cocina en vivo, zumos por las mañanas, fruta, etc.
Las cenas son tematizadas cada día. A veces no se nota mucho la temática... pero bueno. Es curioso.
Al lado del restaurante está el bar. Muy similar al restaurante pero con mesas bajas y sillones individuales, una barra y una mesa de billar (gratuita).
Un día pedimos un coco, que nos costó 4$. Y debe ser el coco más malo que he tomado en mi vida. Qué poco me gustó.
Por la noche hay actuaciones, aunque un día nos acercamos y no vimos que tuvieran mucho éxito.
Para éxito, una zona de plataformas sobre el mar en la que tienen alguna mesa y alguna silla. La gente por la noche se sentaba allí a tomarse algo.... en la casi total oscuridad (para gustos los colores).
No sé si más que playa, referirme aquí a lo que hay en el agua. Pero bueno. Paso a paso.
Sólo hay playa en la zona norte del Fihalhohi. El resto la tienen acondicionada para entrada y salida de barcos, la zona de plataformas sobre el mar, algún que otro dique y las water villas.
En dicha zona norte hay tumbonas no numeradas para que la gente deje sus cosas y se meta al agua (que no os digo que dejéis 100 euros en la tumbona, pero una bolsita debajo de la toalla de playa, con las llaves de la habitación... sí).
También hay muchas tumbonas numeradas, que suponemos son de diferentes habitaciones, que a veces usamos y a veces no.
El arrecife está a 20 metros nadando. Y un poco más allá, "la nada".
Es, de verdad, increíble.
No quiero contar mucho porque me gustaría escribir un post sobre la vida marina de Maldivas... ¿sabéis eso que dicen de "retírate ahora que estás en la cumbre"?. Pues creo que eso voy a hacer yo con el snorkel.
Increíble.
Por otra parte, hay tiburoncitos a los que es IMPOSIBLE acercarse, y un par de mantas que merodean la orilla.
También alguna garza y un par de gatos.
Y cangrejos. Muchos cangrejos ermitaños.
Quitando el billar del bar, y la mesa de pingpong de una estancia que está detrás del bar... el resto son todas de pago.
Esta estancia del pingpong se llama "sala de juegos", aunque no haya ninguno más.
Sí hay una estantería con muchos libros, pero ninguno en español. De hecho había bastantes en alemán... y muchos alemanes.
En el centro de buceo alquilan aletas (que nosotros alquilamos tras el ataque del pez titán ballesta, aka "Mordisquitos" desde entonces), gafas de snorkel, tubo, chalecos...
Os dejo aquí un mapa para que podáis ver dónde se encuentra cada cosa:
Hay un panel con varias actividades que ofrecen, así como alguna excursión: son todas increíblemente caras.
En fin. Que ha sido un acierto total la estancia en este hotel. Es cierto que hay mejores alojamientos... pero también mucho, pero que mucho más caros.
Así que ya sabéis: si queréis una Maldivas Low Cost, pero de lujo... elegid este hotel :)
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Ya sabéis que dimos muchas vueltas al hotel en el que quedarnos, y al final el elegido fue el Hotel Fihalhohi, a 40 minutos en lancha de Male.
Lo reservamos con Jahn Reisen, el mayorista de varias agencias de viaje, y aunque parte de la documentación del Fihalhohi nos la mandaron en alemán, la comunicación fue en español.
De las cinco noches que pasamos en el Fihalhohi, tres noches fueron en una habitación estándar, y dos en una water villa. Todas en régimen de pensión completa (bebidas no incluidas).
Vamos a intentar contaros todos los detalles del hotel:
Traslado de Male a Fihalhohi
Ya en los paquetes te incluyen una lancha que te recoge en el aeropuerto de Male (justo en la salida del aeropuerto hay un muelle con barcos de diferentes hoteles) y te traslada hasta el hotel.
Son unos 40 minutos, y entre el vientecillo y la inmensidad del océano (qué poético) se pasa bastante rápido.
Hotel Fihalhohi
El hotel Fihalhohi se encuentra construido sobre su propia isla. Se tardan unos 20 o 25 minutos en rodear la isla, aunque no penséis para nada que es algo bonito de hacer; la playa es estrecha en la mayoría de zonas, así que ir caminando por su orilla significa ir cojeando la mayor parte del recorrido.
La tienda de regalos |
Estaban celebrando los ¿25? años de construcción, y eso se refleja en la calidad de las instalaciones, sobretodo las de las habitaciones estandar (algo pasadas de moda ya).
Dispone de un restaurante, habitaciones estandar, superiores (que son las que están en edificios de dos pisos), water villas, un centro de buceo, otro de actividades acuáticas, una tienda de souvenirs, bar... y creo que ya.
Mucha gente, al ver las fotos del Fihalhohi, se echa para atrás por la gran antena que está construida en medio de la isla. Nosotros solo la vimos desde la zona de las water villas. El resto de tiempo, no parece que exista. Ah, y el wifi es gratis en todo el hotel.
La antena desde la zona de water villas... pero nadie la mira a ella, sino al mar |
Por cierto que todo el suelo del hotel (excepto la zona de recepción, bar y hotel) es de arena. Así que si queréis ir descalzos, podéis.
Habitación Estándar
Estas habitaciones están cerca de la playa. Tienen un pequeño porche con una mesa y dos sillas (de plástico), una cuerda para tender, un pequeño grifo para quitarte la arena de los pies antes de entrar en la habitación y dos tumbonas que la gente suele mover hasta la orilla de la playa (aunque a mi me pareció demasiado recorrido).
La habitación es muy amplia, pero decorada al estilo "hawaiano años 80".
La cama es grande y cómoda, no hay televisión, no dejan botellas de agua cada día. Hay un hervidor de agua, eso sí.
De la habitación se accede a un vestidor con un armario bien grande, caja fuerte y pequeña nevera minibar (nada es gratuito en esta nevera).
Y de dicho vestidor, al baño.
Foto de la web del hotel, pero las cabañitas son así |
El baño es antiguo a más no poder, con una ducha en la que el agua sale del grifo... y poco más. Un inodoro suspendido de la pared a una altura de gigantes (con lo pequeñitos que son estos maldivos!), y el lavabo.
Foto de la web del hotel |
El aire acondicionado funciona muy bien, posiblemente sea de lo mejor de la habitación. Y hay wifi gratuito, como en el resto del hotel. Wifi que funciona muy lento... pero es suficiente.
Water Villa
El cuarto día, nada más desayunar, nos dieron las llaves de nuestra water villa.
Al abrir la puerta y ver la habitación me entró una emoción tonta que hizo que se me empañaran los ojos.
La habitación estaba construida enteramente sobre pilotes en el mar.
Nuestra cabaña!!! |
Tiene una entrada pequeña que da paso a una zona con el hervidor, tés y dos botellas de agua. Frigorífico y una zona de escritorio con radio usb.
A la derecha sale un pasillo que lleva al vestidor y tras él, al cuarto de baño.
Dicho cuarto de baño tiene la zona con el inodoro separado tras una puerta (inodoro para gente de estatura normal), lavabo con amenities, ducha y bañera (independientes).
La puerta de acceso del baño a la terraza es acristalada, del techo al suelo. Puedes lavarte los dientes o darte un baño con vistas a un precioso mar color turquesa.
Regresando a la zona de escritorio, accedemos al dormitorio: una gran cama con dosel llena la estancia, junto con un gran sofá y, ¡televisión!.
Lógicamente, las vistas desde la cama son también hacia el mar.
La terraza tiene una mesa con cuatro sillas, dos tumbonas de madera, y una escalerilla metálica que da acceso al mar.
Algo a cambiar: esa escalerilla. Son barrotes cilíndricos diminutos, que además de resbalar un montón, se clavan en la planta del pie al subir y bajar.
Y, una pega de las watervillas: se tardan 7 minutos (lo cronometramos un día) en llegar desde ellas hasta el restaurante. Un señor paseo.
Por cierto que todo el suelo, tanto habitación como terraza, es de madera.
Ah. A la noche se encienden luces en el suelo para guiarte hasta tu villa. Era una duda tonta que tenía.... cómo llegar en la oscuridad.
Restaurante
El restaurante se encuentra situado a la izquierda del bar.
Es una estancia muy grande con techos de paja (como todos los de esa zona).
Al entrar te asignan una mesa y un camarero, que es quien te servirá las bebidas. 6$ (sin tasas) cada botella de litro y medio de agua.
Al fondo está el buffet. Tiene un poco de todo, aunque no esperéis nada como los resorts caribeños, porque no hay color. Este será una sexta parte de aquellos.
Aun así es muy variado, y tienes comida que no pica, comida que pica mucho, una zona de cocina en vivo, zumos por las mañanas, fruta, etc.
Las cenas son tematizadas cada día. A veces no se nota mucho la temática... pero bueno. Es curioso.
Bar
Al lado del restaurante está el bar. Muy similar al restaurante pero con mesas bajas y sillones individuales, una barra y una mesa de billar (gratuita).
Un día pedimos un coco, que nos costó 4$. Y debe ser el coco más malo que he tomado en mi vida. Qué poco me gustó.
El |
Por la noche hay actuaciones, aunque un día nos acercamos y no vimos que tuvieran mucho éxito.
Para éxito, una zona de plataformas sobre el mar en la que tienen alguna mesa y alguna silla. La gente por la noche se sentaba allí a tomarse algo.... en la casi total oscuridad (para gustos los colores).
Playa
No sé si más que playa, referirme aquí a lo que hay en el agua. Pero bueno. Paso a paso.
Sólo hay playa en la zona norte del Fihalhohi. El resto la tienen acondicionada para entrada y salida de barcos, la zona de plataformas sobre el mar, algún que otro dique y las water villas.
En dicha zona norte hay tumbonas no numeradas para que la gente deje sus cosas y se meta al agua (que no os digo que dejéis 100 euros en la tumbona, pero una bolsita debajo de la toalla de playa, con las llaves de la habitación... sí).
También hay muchas tumbonas numeradas, que suponemos son de diferentes habitaciones, que a veces usamos y a veces no.
El arrecife está a 20 metros nadando. Y un poco más allá, "la nada".
Es, de verdad, increíble.
No quiero contar mucho porque me gustaría escribir un post sobre la vida marina de Maldivas... ¿sabéis eso que dicen de "retírate ahora que estás en la cumbre"?. Pues creo que eso voy a hacer yo con el snorkel.
Increíble.
Por otra parte, hay tiburoncitos a los que es IMPOSIBLE acercarse, y un par de mantas que merodean la orilla.
También alguna garza y un par de gatos.
Y cangrejos. Muchos cangrejos ermitaños.
Actividades
Quitando el billar del bar, y la mesa de pingpong de una estancia que está detrás del bar... el resto son todas de pago.
Esta estancia del pingpong se llama "sala de juegos", aunque no haya ninguno más.
Sí hay una estantería con muchos libros, pero ninguno en español. De hecho había bastantes en alemán... y muchos alemanes.
En el centro de buceo alquilan aletas (que nosotros alquilamos tras el ataque del pez titán ballesta, aka "Mordisquitos" desde entonces), gafas de snorkel, tubo, chalecos...
Os dejo aquí un mapa para que podáis ver dónde se encuentra cada cosa:
Mapa de la web del hotel |
Hay un panel con varias actividades que ofrecen, así como alguna excursión: son todas increíblemente caras.
En fin. Que ha sido un acierto total la estancia en este hotel. Es cierto que hay mejores alojamientos... pero también mucho, pero que mucho más caros.
Así que ya sabéis: si queréis una Maldivas Low Cost, pero de lujo... elegid este hotel :)
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