Lunes 14 de Agosto de 2017

Templo del Cielo Beijing

Una decisión dolorosa


Son las 5:45 de la mañana y en lugar de dormir estoy revisando los pronósticos del tiempo y whatsappeando con el conductor, que me dice que está lloviendo y que parece que va a seguir así.

Para los que os hayáis perdido, os recuerdo que hoy lunes, nuestro último día en Beijing, queremos ir a visitar la muralla china a la zona de Mutianyu.

Lleva dos días cerrada por mal tiempo (aunque ayer a mediodía, que hacía sol, debieron abrir de nuevo). Nadie nos asegura que cuando lleguemos esté cerrada... así que el conductor nos dice que decidamos si queremos arriesgarnos o no.

Yo por la ventana no lo veo tan negro. Aun así pagar 80 euros (600 rmb pero teníamos buenas referencias de él) para llegar y encontrarnos el mismo panorama que en la Ciudad Prohibida, y tener que recorrer una muralla mojada y resbaladiza sin disfrutarlo… no nos emociona. Con todo el dolor de mi corazón decidimos cancelarlo e ir a visitar el parque del Templo del Cielo.

Me he quedado sin ver la muralla china en este viaje.


¿Mi motivo de viajar a China? El Templo del Cielo


Mira que me gusta Asia, pero nunca me había llamado la atención China. Y una tarde después de comer, viendo la televisión, me topé con un documental en el que contaban los secretos descubiertos en el Templo del Cielo. En concreto recuerdo el pergamino que encontraron bajo la cúpula de dicho Templo. Y en ese momento, empecé a tener ganas de visitar este país.

Por tanto tenía mucha ilusión en visitar el Templo del Cielo… así que allá que vamos.

Templo del Cielo Beijing

Empiezo a conocer el metro creo que mejor que muchos chinos, que van haciendo eses y retrocediendo por los pasillos, parándose a memorizar carteles indicadores, y tardando una eternidad en sacar los tickets de metro (que sólo hay que seleccionar la línea de metro en la que vas a bajar, la parada de metro y meter el dinero).

El hotel está muy bien situado, tenemos una parada de metro al lado, y en dos paradas más, llegamos a Tiantandongmen, la del Templo del Cielo.

En todos los metros os recomiendo que echéis un ojo a los mapas que hay para localizar la salida más cercana a lo que queréis visitar. Está muy bien indicado y en inglés.

Templo del Cielo Beijing

Foto al mapa de la entrada (aunque hay mapas cada 300 metros) y en lugar de seguir a los cientos de chinos que recorren la avenida principal en dirección al Templo del Cielo, caminamos por una paralela en la que da algo más la sombra.

Ah, ¿qué no os había dicho que hacía sol? Pues sí, estamos con el paraguas abierto pero no precisamente por el agua...


Templo del Cielo Beijing

Caminando nos encontramos con grupos de gente haciendo aerobic, bailando dragones chinos, jugando al diábolo, haciendo estiramientos… de hecho incluso un chino se me acerca a darme una pala de pingpong para jugar con él, pero declinamos amablemente la invitación para continuar nuestra visita.

Qué es el Templo del Cielo


Esto de Templo del Cielo suena muy bonito y muy celestial, pero realmente en este parque es donde el Emperador (o los sacerdotes que hubiera) realizaba sacrificios (de animales) para contentar a los dioses y pedirles que hubiera buenas cosechas. Dicho así pierde un poco de magia…pero es lo que hay.

Templo del Cielo Beijing

Así que el primer templo es el de las buenas cosechas, que es justo el del documental que había visto yo. En el control de acceso hay muchísima gente, y dentro, más aún.

Pero el templo es precioso. Mira que la arquitectura y decoración de los edificios chinos que estamos viendo es toda muy similar, pero este me encanta.

Templo del Cielo Beijing

A pesar del calor y la humedad, rodeamos el templo entero y hacemos fotos desde todos los ángulos.

Cuando ya terminamos, decidimos seguir por otro camino menos transitado (y con baños) en dirección al Palacio del Ayuno, que es donde el Emperador se refugiaba para ayunar no solo de comida, sino también de bebida, música, mujeres… y asuntos estatales (true story).

Templo del Cielo Beijing

Creo que debería estar abierto para visitarlo, pero por algún motivo que no entiendo, se encuentra cerrado.

Así que continuamos hacia los otros dos pabellones, con un único control de acceso.

El primero es un minitemplo de las cosechas, rodeado por un muro circular en el que, obviamente, si hablas hacia él, el sonido se propaga de tal manera que en el extremo diametralmente opuesto te entienden claramente.


Templo del Cielo Beijing

Este fenómeno (y el hecho de que lo expliquen en una plaquita a la entrada) hace que todos los niños que están por el templo voceen cara a la pared para comprobar si es cierto o no.

A estas alturas del viaje, y tras todo lo ocurrido, hasta me hace gracia verles tan entregados, aunque el nivel de ruido posiblemente exceda límites saludables.

Por lo que no pasamos es por esperar la cola que hay para asomarse a la puerta del templo… estamos un rato haciendo fotos y viendo los recintos, y salimos al siguiente.

Templo del Cielo Beijing

En este otro se realizaban los rituales para pedir buen clima, en el solsticio de invierno (en verano debía hacer mucho calor para ponerse ahí). Dicen que desde este altar circular de mármol hay una acústica perfecta, así que cuando el emperador hablaba se le escuchaba más alto y más claro en el cielo.

Por otra parte, la historia que cuentan a la entrada dice que este altar está compuesto por nueve círculos concéntricos (nueve es el número mágico en China) que representan los nueve niveles hasta llegar al cielo. Me recuerda un poco a la del monte Meeru del templo que vimos en Mingún.


Alucino con los chinos


Nuevamente vuelvo a sorprenderme: hay cuatro escaleras (en los cuatro puntos cardinales) para subir a lo alto de las plataformas.

Todo el mundo, y digo todo el mundo, sube amontonada e intentando no enganchar su paraguas con el del resto, por la escalera que encuentras nada más entrar. Nosotros dimos un cuarto de vuelta, pensando que la única explicación lógica a tal mogollón era que las otras tres estuvieran cerradas… pero no. Estaban abiertas y vacías.

En fin. Son majos pero un poco borregos estos chinos.

Arriba no hay nada reseñable.

Poco a poco, y parando a comer unas galletas en un banco, vamos saliendo del parque y cogemos de nuevo el metro hasta la parada de Wanfungjing.


Wanfunjing: bichos por aquí, bichos por allá


Esta es una calle peatonal en su gran mayoría, y donde hasta el año pasado se ponía el famoso mercadillo nocturno. Ahora este mercadillo está cerrado y sólo queda el diurno, que es el que vamos a ver.

La zona peatonal es una calle anchísima, flanqueada de altos edificios, en su mayoría creo que centros comerciales (los que están en chino no sabemos qué son), y también hay marcas internacionales de todos los precios imaginables: desd HyM y Zara hasta Bulgari y Rolex.

En cierto momento, a mano izquierda, hay un arco de estilo chino que da la entrada a lo que ahora es el mercado diurno de Wanfunjing.


Wanfungjing Beijing

Que, ¿qué tiene este mercado?. Bichos.

Dice mi compi que en Camboya ya los habíamos visto, pero yo no tengo recuerdos de ello.

Para mi es la primera vez que veo a una persona coger un escorpión vivo, ensartarlo en un palo, y freírlo.

¿Sabéis eso de que la curiosidad mató al gato? Pues yo me acerco, cual polilla atraída por la luz, hacia el puestecito. Hago fotos, hago videos, rodeada de gente. Hasta que en un momento dado me doy cuenta de que estoy a medio metro de un puñado de larvas y escorpiones pataleando, que pueden saltar en cualquier momento (vale, es improbable, pero no imposible). ¡Qué asco!


Wanfungjing Beijing

Salgo corriendo de allí, y no empleamos mucho tiempo en coger el metro de vuelta al hotel.

Hace tiempo que pasó la hora de la comida, así que nos vamos al hotel y pedimos unas gyozas al servicio de habitaciones. La tarde la vamos a dedicar a buscar calzado cómodo, hacer algo de yoga y descansar.

Ya que no hemos podido visitar la Gran Muralla, vamos a hacer uso de la palabra "vacaciones".

Si la vida te da limones, haz limonada ,¿no? 

Datos prácticos:

Templo del Cielo: la entrada cuesta 35 yuanes (unos 5 euros). No hay descuentos para nadie más que los chinos.

El parque es enorme, y creo que merece la pena pasearlo tranquilamente. No sé cómo la gente puede hacer esta visita el mismo día que van a la Gran Muralla... creo que materialmente no hay tiempo suficiente.

El parque está abierto del amanecer (6 am) al anochecer (10 pm), pero los lugares de interés (o sea, los templos) abren de 8 a 17.

Estuvimos 2 horas, y al final nos fuimos algo rápido del templo porque empezaba a hacer bastante calor.

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