Todos los
días pongo el despertador para levantarme (¿a que cuesta menos madrugar cuando
es para hacer turismo?), aunque el gallo de enfrente lleva desde las 5 de la mañana
cantando… que no sé si es mejor o peor que el despertador.
Salimos con
toda la calma del mundo a pasear por Fenghuang. De hecho nuestra primera parada
es la más importante y fundamental: una sucursal del Banco de China, para poder
cambiar dinero, que ya no tenemos.
Cambiar dinero en China
En lo que
llevamos de viaje hemos cambiado dinero en el aeropuerto (el día de la llegada,
al siguiente de la cancelación y contratación de nuevos vuelos) y en el hotel
de Beijing. Llegados a este punto, decidimos cambiar un poco más (estamos
pagando todos los hoteles en efectivo porque no admiten tarjeta).
Entramos en
el Banco de China, que es el que nos recomiendan para cambio de divisas. Una
empleada del banco nos pide los pasaportes, porque hay que hacer fotocopias
para poder cambiar dinero, y también nos da un par de formularios para rellenar
(y vienen en inglés y chino). Los rellenamos y nos sentamos en una de las
ventanillas a que nos atiendan (tienen una silla en cada ventanilla, así da
gusto).
Dentro del banco no puedo hacer fotos, así que os pongo varias de Fenghuang |
Entrego el
pasaporte y el dinero que quiero cambiar.
El empleado
que nos atiende, un chaval jovencito, no habla inglés pero se intenta ayudar de
un traductor de su móvil para pedirme “passport”, “paper, other” y “signature”.
En cierto punto del proceso, llama a otro empleado, que le saca
bastantes años. Supongo que un supervisor, ya que lo que hace es mirar a la
pantalla y poner su dedo en un lector de huellas. Aunque creo que ya ha
terminado, no…. Así que ahí sigo en la silla esperando, viendo al otro lado del
cristal mi pasaporte y mi dinero.
En la
ventanilla contigua hay un extranjero, muy grande y muy rubio, con una mujer en
apariencia china y que habla chino. Nos miramos y me dice en inglés que esto de
los bancos en China, requiere su tiempo.
Tras otro
rato esperando, se me acerca la señora de ojos rasgados amiga del rubio a
preguntarme si ocurre algo, y le digo que no sé. Estoy aquí mirando pero nadie
me dice nada. Se pone a hablar chino con el de mi ventanilla y me traduce que
están verificando mi pasaporte, que tengo que esperar. Se ofrece para
cambiarnos dinero con su pasaporte, porque debe haber algún problema con el
nuestro por ser de España, pero el chico del banco no sabe qué es, y la mujer
no puede ayudarnos más de lo que lo está haciendo.
Seguimos
esperando y tras media hora en el banco, conseguimos nuestros pasaportes,
papeles y euros de vuelta… porque no nos pueden cambiar de divisa. Desconocen
el problema, dice que quizás por ser españoles. Pero no nos dan más solución.
Al menos he
aprovechado este rato para hablar con los dos extranjeros, él alemán y ella de
Malasia con pasaporte alemán y que además habla chino. Están de vacaciones en el
país y el chico alemán no sale de su asombro al vernos viajando solas por China
sin hablar chino. Dice que cómo lo hemos hecho.
Esa
apreciación me hace darme cuenta de la suerte que hemos tenido a pesar de la
mala suerte de viaje. Llamémoslo ying y yang, ya que estamos en China. Y
añadamos una coletilla “…lo maravilloso e increíble de viajar: todo acaba
saliendo siempre bien”.
Al final
sacamos dinero con la tarjeta EVO en el cajero, sin saber el cambio que nos
aplican (uno MUY MALO, dejad de usar EVO lo antes posible).
Paseando por Fenghuang
Hemos
perdido bastante tiempo con este periplo bancario, así que ponemos el gps (que
sólo nos encuentra al conectarme a mi red wifi de la tarjeta china) y vamos
hacia la plaza de Fenghuang, donde hay un grupo de chinos ancianos en una
especie de pelea de gallos musical. No solo porque primero canta uno y luego
canta otro, sino porque suenan como si estuvieran torturando a un pobre gallo.
Nos
encontramos poca gente por la calle, comparado con toda la que había ayer por
la tarde.
Y hacemos
poco más que callejear y alguna compra puntual. No sabemos si comer en una
pizzería al lado del río pero lejos del hotel, o volver donde ayer… al final
decidimos ir donde ayer y pedimos los mismos noodles, unas patatas fritas que
resulta ser patata sin cocer y rallada y otra cosa que no me acuerdo de lo que
es.
Esta vez no
soy yo la acatarrada sino mi compi, con algo que más bien parece gripe…
A eso de las
siete y media salimos a que nos dé un poco el aire: sólo hasta el río, desde
donde hacemos fotos a Fenghuang nocturno.
Fenghuang nocturno
Haciendo
fotos, se me acerca una niña de unos 7 años, respaldada por sus padres, que la
empujan por la espalda disimuladamente para que hable conmigo. Tímidamente me
saluda en inglés, y practicamos las 4 frases que sabe…porque en cuanto le
pregunto algo diferente, se queda bloqueada.
Cuando
finaliza su repertorio de frases, me da las gracias y sale corriendo hacia sus
padres. ¿He dicho que estos chinos son muy majos?
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