India de nuevo, parte 2.
Miércoles 28 de Diciembre de 2017
Madrugamos para ir al aeropuerto de Delhi a coger nuestro vuelo a Udaipur.
A las 9:15 salimos con nuestras maletas, enteras también, al encuentro de nuestro nuevo conductor: se llama Abdul, y va a estar con nosotros durante el resto del recorrido.
Vamos en dirección a Udaipur, capital del antiguo reino de Mewar (dato curioso: Padmavati, la protagonista de la polémica película india que se acaba de estrenar, hace de reina del reino de Mewar).
Nuestro hotel, reservado previamente por booking, es el Panorama Guest House (más datos en el próximo post). No se encuentra en la orilla este del lago Pichola, sino en la izquierda.
Abdul habla por teléfono con el hotel y le dicen que sólo se puede acceder mediante tuktuk. Así que nos deja lo más cerca posible, negocia un tuktuk y nos da indicaciones para el resto del día.
Son las 10 pasadas, así que tenemos que ir al hotel, hacer el check in, y luego caminar hasta el City Palace. Visitarlo, ir también al Jagdish Temple y por la tarde, a las 19, ver un show de danzas en el teatro Bagore ki Haveli.
Como se puede llegar a todos los sitios andando, nos despedimos hasta el día siguiente a las 8:30, en la puerta de Chand Pole.
El hotel es realmente una guesthouse, con vistas al lago, pero no al Jag Niwas, ahora convertido en el hotel Taj Lake Palace, quizás la imagen más reseñable de Udaipur.
Dejamos las cosas y ponemos rumbo al City Palace.
Voy comprobando la ruta con el maps.me, y aun así hay alguna calle en la que dudo.
Pero finalmente llegamos a él, en lo alto de la colina.
El City Palace de Udaipur se empezó a construir a mediados del siglo XVI, con influencias rajastanís y mogoles. Dicen que es el más grande de todo el Rajasthan... y me lo creo.
Es, simple y llanamente, bestial.
Como ya he contado, Udaipur fue capital del reino Mewar (también lo fue Chittor), así que aquí residieron varios Maharajas, que fueron ampliando y modificando el palacio hasta quedar el actual edificio.
Los turistas accedemos por la Tripolia Pol, una puerta con arcos, que da acceso a un inmenso jardín, que ahora está rodeado de tiendas de recuerdos y artesanía varia.
Al fondo a la derecha se encuentra Manak Chowk, una puerta flanqueada por elefantes, que da acceso al primer patio, en el que encontramos mucha, pero que mucha gente.
De hecho un pelotón de indios estaban arremolinados en el lado derecho del patio, parados.
¿Estarán haciendo cola?
Dejo a mi compi camuflado entre ellos, y voy en busca de alguien que me informe de qué hacer y hacia dónde ir.
Efectivamente, ese enorme grupo de indios, entre los que no cabe ni una alfiler, hacen cola para entrar al palacio.
Ya fijándonos, nos damos cuenta de que en la escalera hacia la que se supone que nos dirigimos, hay un hombre de seguridad con un cordón, el cual quita periódicamente para dejar pasar a un número indeterminado -pero no grande- de gente.
Hay que pasar unos arcos de seguridad y te miran la mochila... en el cuarto turno de apertura de cordón, entramos.
Vale, sí. Vengo de China. Y hoy precisamente lo hablaba con unas amigas: parece que todos los viajes grandes que vengo haciendo desde que me enganché a viajar, han ido destinados a aprender a lidiar con las cosas que no me gustan.
Hay gente como si fuera la guerra. Son vacaciones en India, y creo que medio país ha decidido visitar el City Palace de Udaipur.
Pero, ¿eso me molesta? No poder sacar fotos bonitas, instagrameables, sin gente... que me empujen, se intenten colar...
Pues no, no me molesta. Me sorprende, y lo veo parte del día a día viajero. Como he dicho, en China hay más chinos que indios en India (objetivamente y también si contamos sólo los que van de turismo).
Pero sí, realmente estamos atónitos con la cantidad de gente que hay. Colas para salir de cada patio, para entrar en salas, para hacer fotos... pero bueno.
Si hemos venido a hacer turismo, turistearemos.
Recoveco arriba, recoveco abajo, y tras varias largas colas, de repente aparecemos en un pequeño patio interior, Mor Chowk.
Es una de las cosas más bonitas que he visto nunca.
Además de los tres (famosos, leo luego) pavos reales, representando las tres estaciones (verano, monzón e invierno), hay un pequeño balcón semicircular adornado de pequeños mosaicos de colorines y con espejos.
Relucen con un brillo que a mi me parece especial, y no puedo evitar quedarme embobada mirando.
Claro que, mirando y mirando, veo también escenas de Krishna y... que hay gente en las ventanas que rodean dicho balcón.
¡Se puede subir!
Mi espíritu aventurero (o cabezota) me lleva a investigar dónde puede haber unas escaleras al piso superior... hasta que las encuentro.
Pero encuentro las escaleras de bajada.
Con un montón de indios que no dejan de bajar por ellas.
Pero... ahí estoy yo. Les planto una mano mientras digo "please stop!", y creo que se quedan tan a cuadros que dejan de bajar un breve instante en el que me cuelo y por fin llego a las estancias superiores.
Y, ¡la de cosas que hay que ver!
De verdad que me quedo totalmente asombrada. Qué pasada de lugar.
Hemos estado casi dos horas por el palacio... y me ha encantado. Por cierto que a la salida pasamos por una modesta exposición de instrumentos de música.
Solo espero que el resto de días haya menos gente...
Algunos precios....
- El tuktuk que nos lleva al hotel son 100 rupias.
- La entrada al City Palace de Udaipur son 600 rupias.
Recordad que el resto de precios los podréis leer en los posts de presupuestos.
Por cierto: estoy cociendo una gran sorpresa en mi recién estrenado canal de youtube. Voy a ir subiendo algún que otro video que ya tenía hecho, así que, suscríbete:
Miércoles 28 de Diciembre de 2017
Madrugamos para ir al aeropuerto de Delhi a coger nuestro vuelo a Udaipur.
A las 9:15 salimos con nuestras maletas, enteras también, al encuentro de nuestro nuevo conductor: se llama Abdul, y va a estar con nosotros durante el resto del recorrido.
Vamos en dirección a Udaipur, capital del antiguo reino de Mewar (dato curioso: Padmavati, la protagonista de la polémica película india que se acaba de estrenar, hace de reina del reino de Mewar).
Nuestro hotel, reservado previamente por booking, es el Panorama Guest House (más datos en el próximo post). No se encuentra en la orilla este del lago Pichola, sino en la izquierda.
Abdul habla por teléfono con el hotel y le dicen que sólo se puede acceder mediante tuktuk. Así que nos deja lo más cerca posible, negocia un tuktuk y nos da indicaciones para el resto del día.
Un templo que nos encontramos por el camino al City Palace |
Son las 10 pasadas, así que tenemos que ir al hotel, hacer el check in, y luego caminar hasta el City Palace. Visitarlo, ir también al Jagdish Temple y por la tarde, a las 19, ver un show de danzas en el teatro Bagore ki Haveli.
Como se puede llegar a todos los sitios andando, nos despedimos hasta el día siguiente a las 8:30, en la puerta de Chand Pole.
El hotel es realmente una guesthouse, con vistas al lago, pero no al Jag Niwas, ahora convertido en el hotel Taj Lake Palace, quizás la imagen más reseñable de Udaipur.
Esa islita de ahí; eso es el Jag Niwas |
Voy comprobando la ruta con el maps.me, y aun así hay alguna calle en la que dudo.
Pero finalmente llegamos a él, en lo alto de la colina.
El City Palace de Udaipur se empezó a construir a mediados del siglo XVI, con influencias rajastanís y mogoles. Dicen que es el más grande de todo el Rajasthan... y me lo creo.
Es, simple y llanamente, bestial.
Como ya he contado, Udaipur fue capital del reino Mewar (también lo fue Chittor), así que aquí residieron varios Maharajas, que fueron ampliando y modificando el palacio hasta quedar el actual edificio.
Los turistas accedemos por la Tripolia Pol, una puerta con arcos, que da acceso a un inmenso jardín, que ahora está rodeado de tiendas de recuerdos y artesanía varia.
Las entradas, antes de esta puerta, a la izquierda. |
Al fondo a la derecha se encuentra Manak Chowk, una puerta flanqueada por elefantes, que da acceso al primer patio, en el que encontramos mucha, pero que mucha gente.
De hecho un pelotón de indios estaban arremolinados en el lado derecho del patio, parados.
¿Estarán haciendo cola?
Dejo a mi compi camuflado entre ellos, y voy en busca de alguien que me informe de qué hacer y hacia dónde ir.
Efectivamente, ese enorme grupo de indios, entre los que no cabe ni una alfiler, hacen cola para entrar al palacio.
Ya fijándonos, nos damos cuenta de que en la escalera hacia la que se supone que nos dirigimos, hay un hombre de seguridad con un cordón, el cual quita periódicamente para dejar pasar a un número indeterminado -pero no grande- de gente.
Otro de los patios del palacio de Udaipur |
Hay que pasar unos arcos de seguridad y te miran la mochila... en el cuarto turno de apertura de cordón, entramos.
Vale, sí. Vengo de China. Y hoy precisamente lo hablaba con unas amigas: parece que todos los viajes grandes que vengo haciendo desde que me enganché a viajar, han ido destinados a aprender a lidiar con las cosas que no me gustan.
Hay gente como si fuera la guerra. Son vacaciones en India, y creo que medio país ha decidido visitar el City Palace de Udaipur.
Pero, ¿eso me molesta? No poder sacar fotos bonitas, instagrameables, sin gente... que me empujen, se intenten colar...
Pues no, no me molesta. Me sorprende, y lo veo parte del día a día viajero. Como he dicho, en China hay más chinos que indios en India (objetivamente y también si contamos sólo los que van de turismo).
Salas con espejos |
Pero sí, realmente estamos atónitos con la cantidad de gente que hay. Colas para salir de cada patio, para entrar en salas, para hacer fotos... pero bueno.
Si hemos venido a hacer turismo, turistearemos.
Recoveco arriba, recoveco abajo, y tras varias largas colas, de repente aparecemos en un pequeño patio interior, Mor Chowk.
Es una de las cosas más bonitas que he visto nunca.
Además de los tres (famosos, leo luego) pavos reales, representando las tres estaciones (verano, monzón e invierno), hay un pequeño balcón semicircular adornado de pequeños mosaicos de colorines y con espejos.
Relucen con un brillo que a mi me parece especial, y no puedo evitar quedarme embobada mirando.
Claro que, mirando y mirando, veo también escenas de Krishna y... que hay gente en las ventanas que rodean dicho balcón.
¡Se puede subir!
Mi espíritu aventurero (o cabezota) me lleva a investigar dónde puede haber unas escaleras al piso superior... hasta que las encuentro.
Pero encuentro las escaleras de bajada.
Con un montón de indios que no dejan de bajar por ellas.
Pero... ahí estoy yo. Les planto una mano mientras digo "please stop!", y creo que se quedan tan a cuadros que dejan de bajar un breve instante en el que me cuelo y por fin llego a las estancias superiores.
Y, ojo: ¡que no hay nadie! |
Y, ¡la de cosas que hay que ver!
De verdad que me quedo totalmente asombrada. Qué pasada de lugar.
Hemos estado casi dos horas por el palacio... y me ha encantado. Por cierto que a la salida pasamos por una modesta exposición de instrumentos de música.
Solo espero que el resto de días haya menos gente...
Algunos precios....
- El tuktuk que nos lleva al hotel son 100 rupias.
- La entrada al City Palace de Udaipur son 600 rupias.
Recordad que el resto de precios los podréis leer en los posts de presupuestos.
Por cierto: estoy cociendo una gran sorpresa en mi recién estrenado canal de youtube. Voy a ir subiendo algún que otro video que ya tenía hecho, así que, suscríbete:
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