No os voy a engañar: este post iba a llamarse "anécdotas de viajes", ya que uno de los motivos por los que empecé a viajar fue porque quería llenar mi vida de historias y anécdotas que contar a mis nietos cuando sea vieja.
A mi me encanta que me cuenten historias, así que me puse en contacto con unos cuantos viajeros para que me contaran sus mejores anécdotas de viajes.
Cuál sería mi sorpresa cuando, al leer todas seguidas, me di cuenta de que la mayoría estaban basadas en contratiempos, o desastres ocurridos en sus viajes. Y por ello decidí cambiar el nombre a:
Así que aquí os dejo sus palabras: habrá fuego, vacas, "secuestros", fútbol, carreras y noches en un aeropuerto, atascos y cerveza.
Espero que paséis un rato divertido y en vuestro próximo viaje, si os ocurre alguna "desgracia no grave", podáis pensar que "mal de muchos, consuelo de tontos".
No olvidéis visitar sus blogs, darle al megusta, y compartir en facebook :)
Cuál sería mi sorpresa cuando, al leer todas seguidas, me di cuenta de que la mayoría estaban basadas en contratiempos, o desastres ocurridos en sus viajes. Y por ello decidí cambiar el nombre a:
Así que aquí os dejo sus palabras: habrá fuego, vacas, "secuestros", fútbol, carreras y noches en un aeropuerto, atascos y cerveza.
Espero que paséis un rato divertido y en vuestro próximo viaje, si os ocurre alguna "desgracia no grave", podáis pensar que "mal de muchos, consuelo de tontos".
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Imanes de viaje y sus vuelos cancelados.
Nosotros tenemos muchas tracas viajeras, sobre todo somos expertos en cancelaciones de vuelos. Todas las huelgas de controladores aéreos, temporales y demás nos pillan mientras estamos de viaje. Nunca falla.
De todas las que se nos viene a la mente (que son muchas) la más traca que queremos contar es cuando íbamos a Rusia y acabamos en el Oktoberfest.
De todas las que se nos viene a la mente (que son muchas) la más traca que queremos contar es cuando íbamos a Rusia y acabamos en el Oktoberfest.
Nuestro vuelo salía desde Bilbao a San Petersburgo con parada en Munich. Al final por problemas meteorológicos el avión no pudo despegar desde Bilbao en hora. Salimos 6 horas más tarde y, como os podéis imaginar, perdimos la conexión hasta San Petersburgo. ¿Cuál fue el resultado final? Pues que nos teníamos que quedar un día en Munich porque no había aviones disponibles a San Petersburgo hasta el día siguiente.
Como no hay mal que por bien no venga justo dio la casualidad de que ese día daba comienzo el Oktoberfest. ¡Vaya puntería que tuvo el destino! Así que no nos lo pensamos dos veces. Dejamos las maletas en el hotel que nos había facilitado la compañía y nos pusimos manos a la obra con el objetivo disfrutar del Oktoberfest como si no hubiese un mañana. Es decir, nos pusimos morados a jarras de cerveza.
Lo mejor de todo fue la reacción de nuestra familia, seguidores y amigos en RRSS que íbamos a Rusia y acabamos en el Oktoberfest. Después de los antecedentes con los vuelos no paraban de reírse. ¿Cuál será la siguiente traca viajera? Desde entonces tenemos hasta una sección en el blog con el mismo nombre.
Salta conmigo y los secuestradores de pasaportes
Esta anécdota la recordamos con risas aunque en el momento no nos pareció nada graciosa, algo que suele pasar... Llegábamos a Samarkanda del desierto de Karakalpakstan y lo primero que hicimos, antes de salir de la estación, fue comprar los billetes hacia el siguiente destino.
No era tarea fácil: las estaciones están siempre repletas de gente que se apelotona frente a las taquillas sin orden ninguno. Mientras esperábamos, se acercaron muchas personas ofreciendo alojamientos, pero nosotros queríamos el billete primero. Uno de ellos, a fuerza de insistir y rebajar el precio, nos convenció. Cansado de esperarnos, nos echó una mano colándose hasta la taquilla y salimos contentos con nuestros billetes a Taskent.
Al llegar al hostal, nos pidieron los pasaportes para el registro y nos dijeron que podíamos ir a la habitación mientras lo rellenaban. Después de un rato, salimos y el de recepción nos pidió que esperáramos un poco más. Diez minutos después, JAAC descubrió, hablando con el de recepción, que no podríamos salir porque habían tenido un problema con un fuego y había un bombero haciendo una revisión. El problema era que no pueden alojar a nadie mientras. Un cuarto de hora después, salimos los dos con las mochilas dispuestos a recuperar nuestros pasaportes y marcharnos.
La cosa se puso tensa. El dueño, que no hablaba inglés, no soltaba los pasaportes. El de recepción nos pedía dinero por haber usado las toallas y el papel higiénico. Me puse nerviosa y me lancé a coger los pasaportes de la mano del dueño.
Cada uno tirando de un lado… hasta que JAAC dio un manotazo y se quedó con ellos. Todo cambió: el dueño nos ofreció dinero para hacer unas visitas, se acabó pedir dinero, no importaba que nos hubieran registrado…
Hoy nos reímos, pero estar “secuestrados” sin pasaporte en Uzbekistán no fue divertido.
Lilian Viajera y los otros usos del McDonalds
Hoy traemos a cuento una experiencia viajera que, en su momento, nos generó mucho angustia pero como todo en la vida también tiene su lado bueno y además te deja una enseñanza.
Cuando volvíamos desde Rusia, exactamente desde Moscú a Madrid, la empresa Lufthansa arbitrariamente nos cambió el vuelo. En el proyecto original “teóricamente” entre ese vuelo y el de Madrid que nos llevaría de regreso a Buenos Aires (por Iberia) deberíamos haber esperado en Barajas más de 4 horas…
Dije “deberíamos”… porque eso no fue así. Salimos con demora desde Moscú, luego hicimos escala en Frankfurt y otra vez salimos con atraso… Pero esto señores, no fue nada… al llegar a Bajaras el avión en vez de terminar su aterrizaje volvió a levantar vuelo. Durante 30 minutos eternos sobrevolamos Madrid y nosotros solo atinábamos a mirar nuestro reloj. Definitivamente: no llegábamos!!
La mitad del pasaje de este avión ya sabía de nuestras penurias. ¡¡¡Y nos alentaban a correr!!! Corran, corran….
Y así fue, corrimos a tomar las maletas, corrimos a tomar el bus que nos llevaría hasta nuestra terminal, corrimos dentro de la terminal. Casi sin voz y con los pasaportes en la mano nos plantamos frente al mostrador de Iberia … pero la cara de la persona a cargo del check in nos dijo todo: habíamos llegado 10 minutos tarde… tan solo ¡¡¡¡10!!!!
Así fue que entre mi llanto y la bronca de Alfredo después de pagar la multa y conseguir el próximo vuelo a Buenos Aires (recién después de 12 hs.) debíamos pensar en dónde pasar la noche.
Las propuestas eran a) ir al hotel del aeropuerto en el que estaríamos 8 horas solamente, b) volver a Madrid … o c) pasarla en el McDonald's de Barajas.
Luego de un corto debate Alfredo y yo elegimos la última opción pensando que seríamos solo nosotros los seres “sufrientes” en el aeropuerto, pero para nuestra sorpresa, esto no fue así porque esa noche la pasamos durmiendo junto a decenas de extraños que querían volar.
Lo bueno y lo que nos hace reír al día de hoy es que:
- Pudimos disfrutar del aeropuerto de Barajas vacío…
- Descubrimos miles de formas para dormir…
- Intentamos ser creativos y nos dedicamos a sacar fotos de todas las situaciones más raras que pudimos ver…
- Aprendimos que, al sacar un ticket sobre todo de regreso, hemos hacerlo con la misma línea aérea que tengamos conexión para que, si hay demoras, se hagan responsable de la pérdida del vuelo.
Pero lo más importante fue descubrir que de los malos momentos viajeros también se aprende…
Cuando recordamos esta experiencia viajera solo atinamos a reírnos porque nunca nos hubiésemos imaginado que podíamos pasar una noche durmiendo en un McDonald´s . ESO JAMÁS nos pasaría … Ups hasta ese día!! ja ja!!
Mi vida conmigo y sus vecinas irlandesas
Cuando terminé la carrera de Turismo me fui unos meses a Irlanda, por aquello de mejorar mi inglés y ganar experiencia trabajando. Viajé bastante por la isla y al final me establecí en un Bed & Breakfast en la costa oeste.
El sitio era una pasada, en mitad del campo y al lado del mar. Estaba a 10 minutos en coche del pueblo más cercano, así que era como vivir en una pequeña granja. Más que nada porque mis vecinos eran vacas, burros y ovejas.
Yo era una madrileña urbanita un poco alérgica al campo, así que todo era una experiencia nueva para mí. Cuando me mandaban, por ejemplo, a coger espinacas del huerto me quedaba mirando las plantas sin saber qué hacer… ¡Antes sólo las había visto en las estanterías del supermercado!
El caso es que estaba yo muy contenta con mis vecinas las vacas, porque cuando salía a pasear ellas me acompañaban y me hacían mucha gracia. Un día, una de ellas se quedó parada mirándome y diciendo “Mmmuuuu”. Yo, que soy un poco peliculera, imaginé que me estaba llamando para que la acariciase. Nos separaba una pequeña valla de madera y alambre y pensé, por qué no.
Como no llegaba bien para tocarla, me apoyé en el alambre. Lo siguiente que recuerdo es estar tirada en el suelo boca arriba y con un intenso dolor en el brazo. Tardé un rato en darme cuenta de lo que había pasado.
A lo mejor ya os lo habéis imaginado porque no sois tan paletos como yo. Ese aparentemente inofensivo alambre estaba electrificado y al tocarlo pegué un salto hacia atrás y acabé estrellada contra el suelo.
Cuando por fin pude levantarme, miré a la vaca y le dije: “¿Por qué no me has avisado? ¡Creí que éramos amigas!”.
El brazo me dolió un par de días y todavía escucho las risas de mis compañeras cuando se lo conté.
¿Moraleja de la historia? Mejor me dedico al turismo de ciudad.
Viajando con Chupetes y el horrible tráfico en China
Estábamos en Xi'an y teníamos que coger el tren rápido hacia Shanghái que salía de Xi’an North a las 8.45 de la mañana. Salimos del hotel una hora antes, al ver que llovía decidimos esperar un taxi y en menos de 5 minutos nos subimos a este. Ilusos de nosotros que no pensamos en el tráfico que podría haber en esta ciudad china a primera hora de la mañana...
No paraba de llover y el tráfico era infernal, apenas avanzábamos. Eran tan sólo 19 kilómetros de distancia y se hicieron interminables.
Pero lo peor fueron los últimos minutos cuando veíamos la estación y una cola inmensa de taxis hasta llegar a la puerta.
Tan sólo faltaban 10 minutos para que saliera el tren y el taxi se encontraba a unos 300 metros de la puerta sin avanzar así que nos bajamos corriendo dándole al taxista un billete de 50 Yuanes, mochilas a la espalda, la pequeña al carro y a correr bajo la lluvia...
Pero lo peor fueron los últimos minutos cuando veíamos la estación y una cola inmensa de taxis hasta llegar a la puerta.
Tan sólo faltaban 10 minutos para que saliera el tren y el taxi se encontraba a unos 300 metros de la puerta sin avanzar así que nos bajamos corriendo dándole al taxista un billete de 50 Yuanes, mochilas a la espalda, la pequeña al carro y a correr bajo la lluvia...
Miramos las pantallas para ver la vía de nuestro tren y ya no aparecía, asustados empezamos a preguntar y finalmente nos indicaron la vía, subimos al tren y en menos de un minuto el tren se puso en marcha.
Aún sin respiración, sin creernos que lo habíamos conseguido… poníamos rumbo a nuestra siguiente parada en nuestra ruta por China con bebé, Shanghái.
Una anécdota viajera que ahora recordamos entre risas pero vivimos unos minutos muy tensos ya que perder ese tren podía significar cambiar el plan de viaje ya que es posible que en los siguientes trenes a Shanghái no hubiesen plazas porque hay que reservarlos con mucho tiempo de antelación...
Si viajáis a China utilizad el metro cuando tengáis prisa que seguro que no falla o salir con mucho tiempo de antelación si cogéis un taxi o coche. Porque sino pasareis un mal rato como el nuestro.
Viajeros 3.0 y la visita express a Bruselas más cara de la historia
Estaba muy nerviosa. Iba a embarcarme en una de las experiencias más importantes de mi vida y ya había llegado el día. Me disponía a volar hasta Camerún con un grupo de jóvenes voluntarios para colaborar en un proyecto de la ONG Zerca y Lejos durante un mes. Hasta aquí todo bien. La cuestión es que antes de llegar hasta la capital de Camerún, Yaundé, teníamos una escala bastante larga en Bruselas. Y nada mejor para matar el tiempo de espera que con una escapadita para flipar uno de los mejores lugares que ver en Bruselas, la Grand Place. Una cervecita, un paseo y las horas pasan volando.
A estas alturas quizás estés pensando que nos perdimos o que llegamos tarde de regreso al aeropuerto. Nada más lejos de la realidad. De muy buen humor cogimos el metro de vuelta hasta el aeropuerto de Bruselas con tiempo de sobra para pasar los controles e ir a la puerta de embarque.
El susto del día, o más bien, la gañanada del día sucedió cuando fuimos a recoger las mochilas que habíamos dejado en consigna. Pero ¿dónde estaba la consigna? ¿es que nadie se acuerda?. Lo único que sabíamos era que se encontraba justo al lado de la puerta por la que habíamos bajado del avión. ¡Que nadie se ponga nervioso! Preguntamos al personal del aeropuerto y problema arreglado ¿verdad?. Unas cuantas conversaciones más tarde y ya con los nervios a flor de piel estábamos igual, nadie nos podía dar la información.
Era momento de correr y registrar hasta el último milímetro del aeropuerto. Imaginad un grupito de unas 15 personas corriendo y gritando como locos por todo el aeropuerto, saliendo y entrando varias veces por los controles, y en estado de pánico.
Cuando ya casi habíamos tirado la toalla y estábamos decidiendo si debíamos abandonar nuestras mochilas con cámaras, ordenadores y objetos de mucho valor, hicimos la última intentona. Y sí, por fin lo conseguimos. Tras pasar por enésima vez el control, llegamos a la puerta de embarque tardísimo pero allí nos estaban esperando. La visita express a Bruselas pudo salirnos muy cara pero, afortunadamente, esta es una historia con final feliz.
Viajes y Rutas: el metro no es amigo de las telecomunicaciones.
La anécdota que os voy a contar, en aquel momento no fue nada divertida para nosotros, pero como suele pasar el tiempo cambia la perspectiva y ahora la contamos con una sonrisa en los labios.
En casa no somos demasiado futboleros, pero nos gusta seguir los mundiales. Durante nuestro viaje en familia del 2010, vimos los partidos de España y algunos de los más interesantes en diferentes ciudades europeas. Como estábamos muy cansados del viaje, vimos los cuartos de final en el apartamento de Limoges; eso sí, creo que los vecinos se enteraron de que éramos españoles por los gritos (Paraguay 0-España 1).
El siguiente fueron las semifinales. Este fue muy emocionante, estábamos en Bruselas y lo vimos en la terraza de un bar animadísimo rodeados de españoles (Alemania 0 – España 1).
La final la vimos en el Trocadero de París. El partido acabó con un empate, por lo que decidimos irnos a toda prisa y coger el metro para acercarnos a Saint Michel, evitar aglomeraciones y ver la prórroga tranquilamente desde allí. Pero no fue la decisión más acertada, porque el metro no acababa de llegar. Mientras tanto, el partido había comenzado de nuevo, estábamos en la estación solos, sin datos ni wi-fi y sin saber lo que estaba pasando.
Por fin llegó el metro con la suerte de que una chica española que estaba en el vagón tenía la radio encendida. Ya estábamos en la segunda parte de la prórroga, seguíamos a cero, pero de repente el locutor comenzó a gritar que se estaban acercando a la portería alemana y que Fábregas le había pasado el balón a Iniesta y ... entramos en un túnel y se perdió la señal. La cara de todos los españoles que íbamos allí fue indescriptible, no sabíamos si reír o llorar.
Salimos en Saint Michel y allí nos enteramos de que Iniesta había metido un gol y que habíamos ganado el mundial de Sudáfrica (Holanda 0-España 1). La gente estaba bañándose en la fuente y poco a poco se llenó la plaza y comenzaron a pasar coches con banderas españolas haciendo sonar el claxon. En medio de la fiesta y ya relajados, nos dio un ataque de risa a los cuatro que tardamos en poder controlar.
Aventurillas y cosas graciosas que nos hayan pasado en algún momento tenemos bastantes, supongo que como cualquiera que haya viajado unas cuantas veces. Pero en nuestro caso, más que una anécdota puntual, lo que más se nos repite desde hace unos cuantos años es que la semana antes o la semana después de coger un avión para visitar otro país nos persiga algún problema.
Los últimos años hemos bordeado por cuestión de una semana el mayor temporal de nieve que se ha producido en Nueva York (aun así, nos comimos 24 horas de vuelo por que aún no había terminado del todo…), un incendio a las puertas de Atenas, un huracán en República Dominicana y una inundación en Venecia (no un “agua alta” de los habituales).
Siempre me ha llamado mucho la atención que lo que a nosotros se nos hace un mundo en otros sitios desgraciadamente es más normal y se lo toman con mucha más calma.
Por ejemplo, la vez que estábamos en un pueblo de Ourense y saltó un incendio a dos kilómetros que nos dejó en la casa que habíamos alquilado sin luz y teléfono. Estábamos aislados en la montaña y solo había un camino de salida. Salimos a la calle a ver si nos encontrábamos con algún vecino que tuviese algo de información y te podría decir que éramos los únicos que estábamos preocupados por allí.
Dimos con un hombre muy majo que nos explicó que no pasaba nada, que, aunque se veía el fuego no llegaba hasta allí, que era muy habitual por la zona y que tardarían en arreglar la antena de telefonía y de la luz pero que no nos preocupásemos. Para nosotros esto era un mundo, y más estando con un niño pequeño, pero afortunadamente luego se solucionó todo en un par de horas.
De todas formas, no os preocupéis, si alguna vez coincidís con nosotros en un viaje, que sepáis que pudimos disfrutar de todos los destinos. De momento solo nos persiguen los temporales, pero no nos pillan :)
Muchos, tenemos muchos.
El que se lleva la palma es claramente China: terremoto antes de aterrizar en una zona que pretendíamos visitar en una semana, dos vuelos cancelados, el vuelo que compramos para suplir estos dos, cancelado también. Billetes de tren perdidos, nuevos trenes, anulación de hoteles, reservas de nuevos hoteles....
También me quedé tirada en el aeropuerto de Marrakech totalmente vacío, ah, y en San Petersburgo a la puerta de nuestro airbnb.
Tardamos el doble de tiempo de lo esperado en llegar a Sesriem (así que tuvimos que replantear casi todo el itinerario por Namibia).
En Bali nos quedamos sin conductor y pasamos un día entero buscando reemplazo en Ubud, y un mono me dio un susto de muerte en el Monte Popa.
Enfermé en Hoi An en nuestro viaje por Vietnam, pero para compensar, nos hicieron un upgrade a business en la Etihad.
¡No todo son desastres!
El siguiente fueron las semifinales. Este fue muy emocionante, estábamos en Bruselas y lo vimos en la terraza de un bar animadísimo rodeados de españoles (Alemania 0 – España 1).
La final la vimos en el Trocadero de París. El partido acabó con un empate, por lo que decidimos irnos a toda prisa y coger el metro para acercarnos a Saint Michel, evitar aglomeraciones y ver la prórroga tranquilamente desde allí. Pero no fue la decisión más acertada, porque el metro no acababa de llegar. Mientras tanto, el partido había comenzado de nuevo, estábamos en la estación solos, sin datos ni wi-fi y sin saber lo que estaba pasando.
Por fin llegó el metro con la suerte de que una chica española que estaba en el vagón tenía la radio encendida. Ya estábamos en la segunda parte de la prórroga, seguíamos a cero, pero de repente el locutor comenzó a gritar que se estaban acercando a la portería alemana y que Fábregas le había pasado el balón a Iniesta y ... entramos en un túnel y se perdió la señal. La cara de todos los españoles que íbamos allí fue indescriptible, no sabíamos si reír o llorar.
Salimos en Saint Michel y allí nos enteramos de que Iniesta había metido un gol y que habíamos ganado el mundial de Sudáfrica (Holanda 0-España 1). La gente estaba bañándose en la fuente y poco a poco se llenó la plaza y comenzaron a pasar coches con banderas españolas haciendo sonar el claxon. En medio de la fiesta y ya relajados, nos dio un ataque de risa a los cuatro que tardamos en poder controlar.
Zona Viajero y los desastres climáticos.
Aventurillas y cosas graciosas que nos hayan pasado en algún momento tenemos bastantes, supongo que como cualquiera que haya viajado unas cuantas veces. Pero en nuestro caso, más que una anécdota puntual, lo que más se nos repite desde hace unos cuantos años es que la semana antes o la semana después de coger un avión para visitar otro país nos persiga algún problema.
Los últimos años hemos bordeado por cuestión de una semana el mayor temporal de nieve que se ha producido en Nueva York (aun así, nos comimos 24 horas de vuelo por que aún no había terminado del todo…), un incendio a las puertas de Atenas, un huracán en República Dominicana y una inundación en Venecia (no un “agua alta” de los habituales).
Siempre me ha llamado mucho la atención que lo que a nosotros se nos hace un mundo en otros sitios desgraciadamente es más normal y se lo toman con mucha más calma.
Por ejemplo, la vez que estábamos en un pueblo de Ourense y saltó un incendio a dos kilómetros que nos dejó en la casa que habíamos alquilado sin luz y teléfono. Estábamos aislados en la montaña y solo había un camino de salida. Salimos a la calle a ver si nos encontrábamos con algún vecino que tuviese algo de información y te podría decir que éramos los únicos que estábamos preocupados por allí.
Dimos con un hombre muy majo que nos explicó que no pasaba nada, que, aunque se veía el fuego no llegaba hasta allí, que era muy habitual por la zona y que tardarían en arreglar la antena de telefonía y de la luz pero que no nos preocupásemos. Para nosotros esto era un mundo, y más estando con un niño pequeño, pero afortunadamente luego se solucionó todo en un par de horas.
De todas formas, no os preocupéis, si alguna vez coincidís con nosotros en un viaje, que sepáis que pudimos disfrutar de todos los destinos. De momento solo nos persiguen los temporales, pero no nos pillan :)
Nuestros desastres en los viajes
Muchos, tenemos muchos.
El que se lleva la palma es claramente China: terremoto antes de aterrizar en una zona que pretendíamos visitar en una semana, dos vuelos cancelados, el vuelo que compramos para suplir estos dos, cancelado también. Billetes de tren perdidos, nuevos trenes, anulación de hoteles, reservas de nuevos hoteles....
También me quedé tirada en el aeropuerto de Marrakech totalmente vacío, ah, y en San Petersburgo a la puerta de nuestro airbnb.
Tardamos el doble de tiempo de lo esperado en llegar a Sesriem (así que tuvimos que replantear casi todo el itinerario por Namibia).
En Bali nos quedamos sin conductor y pasamos un día entero buscando reemplazo en Ubud, y un mono me dio un susto de muerte en el Monte Popa.
Enfermé en Hoi An en nuestro viaje por Vietnam, pero para compensar, nos hicieron un upgrade a business en la Etihad.
¡No todo son desastres!
11 Comentarios
Madre mía, vaya experiencias... Yo tengo algunos desastres viajeros también... Pero por suerte ninguno grave! :)
ResponderEliminarLa vez que tuvimos que dormir en una estación de tren en Rennes, cuando me torcí el tobillo en Tailandia y no fui al médico allí y al llegar a España tenía un tobillo el doble de grande, perder un vuelo en mis narices por culpa de la aerolínea (2 veces!), indigestiones (por suerte leves...), la ola de frío en Italia, que le robaran a mi amiga la cartera en un tren italiano...
Como digo, por suerte nada grave!! :)
Hombre Carla, la del tobillo parece grave!!!! Dios mio, al final qué le pasaba?
EliminarLa verdad es que da para más de un post... aquí todo son aventuras :D
Gracias por comentar guapa!
Gracias por invitarnos a participar de este post!!!! La experiencia viajera que tuvimos no la olvidaremos jamás! Fue mucho estrés junto...que descansó en el Mc Donald´s!!!
ResponderEliminarUn placer leer a los demás amigos viajeros compartiendo sus "desastres viajeros".
Saludos Viajeros para todos.
Lilián
Jajajajaja, sí, esas cosas no se olvidan fácilmente... gracias a ti por compartirlo!
EliminarGracias chicos, es que me reía de grande pero ya yendo hacía el final del texto no parecía tan divertido..cuando me había recordado de lo mío. Al regresar de Cuba, despues de una semana empezé a rascarme por todo el cuerpo, ya imaginais...obtuve "scab", no sé la palabra en en español pero supongo que sabeis lo que es. de estos bichos me curaba durante tres meses, así que eso pertenece más al desastre que anégdota. Un gran saludo de Belgrado, Serbia
ResponderEliminar¡¡Aaaay dios mio!! Eso es un desastre a posteriori... menuda faena. ¡Espero que al final no quedaran secuelas!
EliminarUn saludo y muchísimas gracias por comentar!
Lo que he podido reírme con todas las anécdotas!! Aunque algunas tienen telita... otras como la el Oktoberfest pues al final no están tan mal :) Yo algunos desastres he tenido: un tifón en Japón, una cancelación de vuelo de Ryanair (tuvimos que ir a Oporto en auntobús... 7 HORAZAS!)... Menos mal que desde la distancia parecen poca cosa :D
ResponderEliminarEn autobús????? Dios mio, eso tiene que ser casi ilegal, jajajaja...
EliminarRyanair es una fuente inagotable de anécdotas...
Gracias por pasarte!
Muy divertidas sus
ResponderEliminarAnécdotas. Yo me torcí un tobillo en el Ágora de Atenas y como era viernes santo y ya anocheciendo no encontramos una droguería abierta en toda la ciudad para
Comprar una venda.
Fueron más de dos horas en un taxi y al final tuvimos que ir al hospital por el servicio de urgencias para obtener la
Dichosa venda. Al día siguiente aborde mi vuelo a Estambul en silla de ruedas. Ya imaginaran el recorrido por santa Sofía y la mezquita azul en la querida silla.!! Menos mal viajaba con dos amigas que tuvieron que empujarla todo el tiempo. Jajajaja...
Jajajaja, dios mio, qué odisea no?? Un aplauso para tus amigas empujando la silla, eso sí... :D
EliminarRecientemente en Manhatan que como sabeis no hay más luz que la de los escaparates por la noche. Pensé que estaba en la acera y estaba en un paso de ciclista. Lo cierto es que sin darme cuenta me atropelló un chico negro con su bici y un tremendo equipo de música. Todo por los suelos; mochila, bici equipo, las gafas el mobil.....La gente se nos acercó preguntando si estabamos ok y sorprendentemente no me pasó nada a pesar del tortazo.Definitivamente creo que los viajeros tenemos un angel de la guarda.
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