Sábado 11 de agosto de 2018
Es nuestro último día en Venecia. Quedamos a las 10 llega el gestor del apartamento que reservamos con Airbnb (aquí te dejo 30 € dedescuento) para hacer el check out.
Algo que me parece bien y mal a la vez con esto de los apartamentos es lo que últimamente
te piden en todos: tirar la basura antes de irte.
Y no me costaría nada si no fuera por dos motivos: 1) que en
el alquiler viene incluido una tasa por limpieza del apartamento, y 2) que tienes
que estudiar para poder saber dónde y cuándo puedes tirar los distintos
desechos.
Que soy muy fan del reciclaje, pero en Japón tuvimos que hacer un cursillo para saber qué día se podía tirar cada tipo de basura, y en Venecia nos tocó bajar entre 6:30 y 8:30 un día a tirar residuos orgánicos y al siguiente a la misma hora a tirar plástico y vidrio.
Que soy muy fan del reciclaje, pero en Japón tuvimos que hacer un cursillo para saber qué día se podía tirar cada tipo de basura, y en Venecia nos tocó bajar entre 6:30 y 8:30 un día a tirar residuos orgánicos y al siguiente a la misma hora a tirar plástico y vidrio.
Al menos me hace sonreír ver que, como no podía ser de otra
manera, el punto de recogida de basuras es un barco en medio del canal…
Guardamos las maletas en otro apartamento del dueño-gestor
(empiezo a tener mis dudas sobre si es suyo o no), en el portal de enfrente, y
decidimos seguir exprimiendo esas 24h de transporte público gratuito.
Para ello caminamos hasta Fondamenta Nove y cogemos la línea
4.2 (la 4.1 también nos servía) dirección Murano.
Visitando Murano desde Venecia
Murano es una isla a 1 km de Venecia, en la laguna. Es
pequeñita, tiene unos 6mil habitantes, y es famosa por sus fábricas de vidrio.
Queríamos haber ido a visitar Burano, que es otra isla que está más alejada y recibe menos turismo (y tiene unas casitas de colores superbonitos), pero se tardan unos 40 minutos en llegar en vaporetto y no queríamos ir a carreras ni perder el tren.
Así que para otra vez será…
A Murano se tarda en llegar unos 10 minutos, la segunda
parada del vaporetto.
En Murano bajamos unos cuantos turistas y sí, la llegada a la isla está bastante orientada a las fábricas de vidrio y sobre todo a visitar las tiendas.
En Murano bajamos unos cuantos turistas y sí, la llegada a la isla está bastante orientada a las fábricas de vidrio y sobre todo a visitar las tiendas.
Caminamos por el lado con sombra del pequeño canal que se
adentra en el pueblo. Sólo hay tiendas y turistas.
Llegamos a una plaza donde hay una iglesia y una escultura de
vidrio. Me siento a descansar un rato en el cual pasan 3 grupos de turistas con
su guía correspondiente. Les escucho explicar que esta figura rara quiere
representar un asteroide, y más cosas que no me resultan de especial interés y
mi cerebro olvida sistemáticamente.
Atravesamos por uno de los puentes y llegamos a una parte de Murano en la que estamos prácticamente solas.
Nuevamente ocurre como en Venecia: en cuanto te alejas del
epicentro turístico, casi no hay gente.
Paseamos un poco más pero hace realmente muchísimo calor, así que decidimos volver a Venecia a recoger las maletas e irnos de nuevo en
barco desde Ca D’Oro hasta Santa Lucía.
¿Os he dicho que viajamos con embutido envasado al vacío?
Pues sí, así que los bocadillos de jamón serrano que nos
comemos en la estación de trenes nos saben a gloria.
Tren de Venecia a Milán
Nuestro tren a Milán sale a las 15:20 y llega casi 3 horas después, con un retraso de 20 minutos. Ya en Venecia el tren llegó tarde... y no recuperó tiempo, no.
Salimos de la estación de Milán Central bajando las
escaleras con las maletas a pulso. Qué estación más mal organizada, grande y llena de gente…
El apartamento, que también hemos reservado con Airbnb, está relativamente cerca según el mapa, pero
tardamos casi 15 minutos en llegar. Las calles están vacías y la poca gente que
vemos no nos inspira ninguna confianza.
En el apartamento nos espera Jamal, el asistente del dueño del alojamiento,
con un inglés bastante poco entendible. Eso sí, me repite un montón de veces
que es muy importante que dejemos todo limpio antes de irnos. Y vuelvo a lo que
contaba al inicio del post: ¡pero si estamos pagando una tasa para que limpien al irnos!
El apartamento está renovado entero y es muy grande. Aun así
la limpieza (que no es por pensar mal, pero tiene pinta de que casi toda la
hacen los que se alojan allí y no el dueño) deja bastante que desear.
Nos acercamos a comprar víveres. Dicho supermercado está en
los sótanos de estos rascacielos, colocados en forma de circunferencia
alrededor de una fuente en la que hay un montón de niños jugando y bañándose.
Me sorprende algo y es que el 90% de las familias que se encuentran allí parece
que son todas inmigrantes.
Compramos y volvemos al apartamento. Por cierto que al lado
de estos rascacielos se encuentran otros dos bastante famosos llamados “Bosco
Verticale” (bosque vertical), conocidos porque sus terrazas albergan dos mil
especies vegetales. Han ganado un montón de premios de arquitectura y son
bastante originales (y bonitos, vale).
Mañana iremos a visitar Milán
--> NUEVO canal de Youtube
¿Has visto el último vídeo en Youtube? --> Video
0 Comentarios