Paseo en vaporetto por Venecia

Viernes 10 de agosto de 2018

Recordad que por la mañana habíamos estado en San Marcos sin pagar para ahorrarnos la kilométrica cola de entrada. Pero si antes de comer el día se empleó en caminar y caminar, por la tarde nos toca navegar por Venecia.

Eran las 17 cuando salíamos en dirección a Fondamenta Nove a comprar un billete de transporte veneciano (de la empresa ACTV) que dura 24h y cuesta 20€. Es decir, que desde la primera vez que usas el billete, tienes 24 horas para subir en cualquier transporte que sea de esta empresa, sin pagar absolutamente nada más.

En los tornos de entrada de nuestra parada de Fondamenta Nove (ojo porque hay varios muelles, aunque está perfectamente indicado qué línea de vaporetto para en cada una) validamos el ticket (acción que hay que repetir cada vez que se entra) y subimos a un ferry (el 5.2) en dirección a la estación de tren de Santa Lucía.

Este vaporetto no es tan lento como el de Alilaguna del primer día, pero obviamente no es el metro de Madrid.

En fin, que tardamos 25 minutos en llegar a la estación. Aprovecho para hacer una foto al famoso puente de Calatrava, y ya allí cogemos la línea 1 que es la que recorre el gran canal.

Y, como gran canal, pasamos por debajo del famoso puente del Rialto, acompañados de los "oooh" que soltamos la mayoría de turistas que vamos en el vaporetto.

Bajamos en la parada de San Silvestro y callejeamos sin recorrido fijo hasta la parada de vaporetto de Santo Tomás.

Me gusta esta zona de Venecia. No hay casi gente, y las casas están más cuidadas y bonitas.

En San Tomás tomamos otro vaporetto de la línea 1 hasta Salute, donde bajamos a ver por fuera la iglesia de Santa María della Salute. 

Hay turistas que como nosotros nos hemos acercado a ver la laguna y San Marcos desde el otro lado, aunque ver ver, realmente no se ve nada.

Aun así es una parada interesante.

Son casi las 20, lo cual hace un total de 12 horas (quitando el rato de la comida) fuera de casa. Más que suficiente para regresar en vaporetto hasta Ca d’Oro, haciendo fotos al atardecer.

Y qué fotos…